Nadie sabe exactamente cómo jugará Vox las cartas que 396.000 andaluces han puesto en su mano para afrontar la gran partida de la XI Legislatura. La formación de ultraderecha no da pistas; se limita a deslizar vagas advertencias cuya imprecisión inquieta a Ciudadanos.

Los de Albert Rivera no saben, sencillamente, cuáles serán las exigencias de Vox para permitir un futuro Gobierno del PP y Cs, que a su vez han vendido la piel de oso sin contar con el hecho bastante embarazoso pero inapelable de que la escopeta para matarlo está en manos en Vox.

Shylock y Abascal

Como en el célebre caso narrado por Shakespeare en ‘El mercader de Venecia’, donde el judío Shylock reclamaba con toda urgencia la libra de carne del mercader cristiano Antonio a cuenta de un préstamo impagado, no es previsible que en la negociación con PP y Cs Vox renuncie a su ‘libra de carne’: recordemos que la escenificación de Juan Marín y Juanma Moreno ha herido los sentimientos de la extrema derecha andaluza, cuya exclusión de las conversaciones por deseo expreso de Ciudadanos ha escocido mucho a Santiago Abascal.

Del tono airado de los mensajes del líder nacional del partido en Twitter se desprende que a Cs no le saldrá gratis el ninguneo al que ha sometido hasta ahora a Vox. Antonio y sus amigos burlaron a Shylock con ingeniosas argucias legales, pero es poco probable que en Sevilla suceda lo que en Venecia: los ultras serán muy ultras pero también han leído a Shakespeare.

Una Mesa es una Mesa

Francisco Serrano, cabeza de lista de Vox por Sevilla y su nombre más visible en Andalucía cuando sus jefes nacionales no le roban cámara, daba ayer algunas pistas. La primera, que la Mesa es la Mesa y el Gobierno es el Gobierno. Los votos de ayer de Vox favorables a Cs para presidir el Parlamento y a PP y Cs para controlar la Mesa del Parlamento no son extensibles a la investidura.

Además de esa aclaración, Serrano hacía esta puntualización propia de quien tiene la sartén por el mando: "Tenemos dos meses para que se haga la investidura de la forma más correcta", dijo en referencia a que, fracasada la primera votación al candidato a presidir la Junta, tras la segunda -48 horas después- hay por delante dos meses para hablar antes de que venza el plazo que obligaría a repetir las elecciones. Desde el PP se sitúa la primera votación hacia el 16 de enero.

Sin líneas rojas (ni blancas)

¿Y de qué quiere hablar Vox antes de disparar al oso cuya piel han vendido tan alegremente ‘los dos Juanes’, Marín y Moreno?: “De cuestiones programáticas”, pero “sin líneas rojas”. ¿Y qué cuestiones son esas? Bueno, dijo Serrano, las que “están recogidas en los 100 puntos hechos públicos por Vox de lo que tiene que ser nuestro programa de gobierno en España y Andalucía". Teniendo en cuenta que en esos 100 puntos figuran algunas propuestas abiertamente anticonstitucionales y otras de alto voltaje antisocial, la inconcreción de Serrano no solo alimenta el suspense sino también la inquietud.

Particularmente la de Cs que, además de los contenidos que Vox traiga bajo el brazo, tendrá que sufrir sus formas, entre las cuales los naranjas temen singularmente ésta: la foto con la ultraderecha. La foto en sentido figurado pero también en sentido literal.

Hacer (o no hacer) el indio

Los de Abascal han declinado entrar en el Gobierno que presidiría Juanma Moreno con Juan Marín de vicepresidente, pero no piensan llegar a las municipales y autonómicas de mayo sin que quede claro para los electores de toda España que sin sus 12 diputados no habría piel del oso socialista que vender.

El partido ultra ha repetido que no será obstáculo para desalojar de una vez por todas al PSOE, pero es poco probable que esté dispuesto a hacer el indio entregando a PP y Cs algo tan valioso como el Gobierno de una comunidad de casi nueve millones de habitantes a cambio de unos vistosos pero insignificantes abalorios.

La hora de pagar

Por si quedaba alguna duda, el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, la aclaraba ayer. Vox viene dispuesto a “desmontar el chiringuito que tenían montado desde hace 36 años el PSOE y la extrema izquierda que le apoya", pero lo hará "negociando punto por punto" y, por supuesto, sin sentirse “obligado” a asumir los acuerdos ya firmados por PP y Cs. Del mismo modo que estos dos partidos han hablado de igual a igual, Vox quiere ser tratado por ellos de igual a igual. Y fotografiarse de igual a igual.

Parafraseando a la profesora de baile de la popular serie televisiva de los 80 ‘Fama’ y cambiando simplemente la palabra ‘fama’ por la palabra ‘poder’, Santiago Abascal estará deseando decirle a Rivera y sus chicos: “Buscáis el poder, pero el poder cuesta y aquí es donde vais a empezar a pagar. Con sudor”. Con sudor y con otras cosas.