Hace tres años, la familia del marido de la popular presentadora de televisión Ana Rosa Quintana perdió sus tres casetas de la Calle Juan Belmonte en la feria Abril de Sevilla. El motivo no fue otro que haber presentado las solicitudes para renovar las licencias de las casetas fuera del plazo establecido por la delegación de Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla.

Los antiguos propietarios acudieron a la justicia. Inicialmente, los Juzgados de lo contencioso-administrativo ratificaron la pérdida de sus casetas. Fue entonces cuando la familia Muñoz Tamara llamó a las puertas del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. El pasado 22 de febrero, la Sala de lo contencioso-administrativo del TSJA les daba la razón, cargando la culpa a lomos del Ayuntamiento de Sevilla por fallos en la información sobre los plazos de trámite tras las restricciones por COIVID, pidiendo que se restituya la titularidad de la familia sobre de una de las casetas de la familia.

Los afectados por esta restitución, los propietarios que habían relevado a la poderosa familia en la titularidad de la caseta, recurrirán ahora al Tribunal Supremo con un recurso de casación. La cuestión ahora es qué pasará con las otras dos casetas que también perdieron los Muñoz Tamara. Y, sobre todo, ¿qué tendrán que hacer ahora, a escasas 4 semanas de la feria, las nuevas familias que habían “heredado” el módulo 176 de la calle Juan Belmonte y que llevan meses y cientos de euros invertidos en los preparativos?

Otra cuestión es qué pasará con el agravio comparativo con todos aquellos caseteros que sí cumplieron las normas y presentaron la documentación en plazo, no como los Muñoz Tamara. En una ciudad donde conseguir una caseta equivale a un status adquirido, no es una cuestión menor. Hasta que la pandemia alteró los tempos y las carteras de numerosos caseteros, la media de tiempo que había que esperar para obtener una caseta en la que celebrar la fiesta sevillana era de 30 años.

Una sentencia sin precedentes

La sentencia de la sala que dirige el magistrado Victoriano Valpuesta Bermúdez no tiene precedentes y no están claras aún las consecuencias que tendrá, ante la previsible marea de reclamaciones. El magistrado es un tocado de corte conservador, vinculado a la militancia del Opus Dei en los tiempos en los que se opuso a la asignatura de Educación para la Ciudadanía y reciente ponente en seminarios formativos por el Jubileo Extraordinario de la Misericordia en la universidad católica CEU Andalucía, por ejemplo.

Juan Muñoz, uno de los beneficiados por la sentencia del TSJA, es el marido de Ana Rosa Quintana. Es un viejo conocido en los ámbitos judiciales como ya contamos, condenado a  tres meses de prisión por sus juntas con el comisario Villarejo. Muñoz es hijo de Fernando Muñoz Noguera, uno de los empresarios del boom del ladrillo más poderosos en Andalucía.        

La sentencia del TSJA alega que el consistorio no comunicó los plazos de tramitación tras las restricciones causadas por la pandemia por correo electrónico o en el tablón de edictos municipales, como estaba estipulado. Por lo tanto, la sentencia supone un significativo precedente ante posibles reclamaciones de caseteros que quedaran fuera de plazo en el mismo periodo de tramitación, marcado por la pandemia.

La familia de Ana Rosa pide que la sentencia sea efectiva ya, no obstante, la sentencia no aclara si deberá hacerse efectiva para esta inminente feria de abril. Por su parte, los servicios jurídicos del

ElPlural.com ha contactado con asociados de la caseta nº173, que ya estudian cómo maniobrar y limitar los efectos de la sentencia del TSJA. Esperan que se repliquen, como piden los demandantes, los efectos de la sentencia para los otros módulos de la familia Muñoz Tamara, en las casetas 175 y 176. La sentencia no es firme y es recurrible. Todas las miradas están puestas en el Ayuntamiento, que planea recurrir también al Tribunal Supremo a través de sus servicios jurídicos, “acataremos las resoluciones judiciales que haya que acatar”, ha explicado Manuel Alés, delegado de Fiestas Mayores.

Tener una caseta en la Feria de Abril equivale a tener una casa para ti y tu familia en medio de un temporal, en este caso, es un temporal de diversión y socialización festiva. Por ese status que conlleva poder decir la frase “te invito a mi caseta”, familias, amigos y empresas pujan durante lustros.

En 2023, las 1.057 casetas, la mayoría de familiares y de entidades, se quedaron cortas. El alcalde de Sevilla, el popular José Luis Sanz anunció en un encuentro con estudiantes de la Escuela de Reporteros de Andalucía que, para 2025, ampliarían el recinto ferial en dos calles, sumando 300 casetas más. Pero por ahora, el destino de las casetas 173, 175 y 177 para el próximo 14 de abril sigue sin resolverse.

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