Hasta el mismísimo rey de la comedia romántica, el famoso actor británico Hugh Grant, acaba de proclamar con motivo del estreno de su último y enésimo film de ese mismo género que la idea de san Valentín le parece repugnante. Algo parecido debió pensar el Papa Pablo VI cuando, a mediados del siglo pasado, abolió la celebración religiosa en memoria de ese santo el día 14 de febrero, por la celebración mercantilista en pro de la elegancia social del regalo en diversos países del Día de los Enamorados y el hecho de que san Valentín fuera la conjunción de una nebulosa hagiográfica de tres obispos cristianos de los siglos III, V y VI de nuestra era (tres en uno, como el desodorante preferido por Margaret Tatcher), el más verosímil de los cuales sería un mártir romano del siglo III, mandado ajusticiar por el emperador Claudio II, obsesionado con la idea del celibato entre los militares para preservar su forma física en pro de la defensa de Roma y no gastar la pólvora en salvas por el ejercicio del débito conyugal y, al mismo tiempo, alargar la vida en el seno del ejército siendo como era ya por entonces de general conocimiento el refrán que rezaba, y nunca mejor dicho, aquello de que si quieres llegar a viejo, guarda la leche en el pellejo y que tampoco era ajeno a la célebre reflexión de san Josemaría Escrivá de Balaguer y Romaní de los Altos Perifollos, diecisiete siglos después, en Camino: El matrimonio es para la clase de tropa y no para el estado mayor de Cristo. Loado sea Dios y obedecido en sus designios pro-celibato del clero ordinario y del regular y que con su pan se lo coman. Entonces resultó que el referido obispo desobedeció reiteradamente las consignas del emperador y se dedicó a casar a mansalva a cuantos romanos con romanas se lo solicitaban, fueran o no militares, y ello le costó el martirio y la vida, por lo que (hasta la mencionada defenestración canónica de Pablo VI) se conservó su memoria en la Iglesia como defensor del amor en pareja regular y, con el tiempo, esto vino a coincidir con los designios mercantilistas de los capitalistas del siglo XX y con la institucionalización de regalarse diversos detalles entre los enamorados, detalles que han llegado a ser descaradamente eróticos últimamente. Y como, para más inri, este año 2015, el día de San Valentín ha coincidido con la celebración del Carnaval y con el estreno mundial del film Cincuenta sombras de Grey, se han disparado las ventas de la famosa trilogía, traída ahora al cine para ser regalada y leída entre los amantes enamorados que aún se hallan en esa fase inmadura cuando todavía se cree que es un sentimiento eterno, lo que hace que todos ellos lo sirvan en fecha tan señalada y lo celebren a tope a pesar de lo jodidamente que esta puñetera crisis nos está chingando a todos y a todas, estemos o no enamorados, incluido el Pequeño Nicolás. Supongo a mis lectores atentos a las letras del Carnaval de Cádiz durante su fase final del Concurso en la noche del viernes 13 de los corrientes y estoy seguro de que allí los gaditanos le habrán sacado punta al asunto por activa y por pasiva, por el derecho y por el revés, porque ¿habrá flechazo mayor que el que Cupido cruzó estos días entre Pedro Sánchez y Tomás Gómez? ¿O celera tan intensa como la aparentemente establecida entre el líder nacional del PSOE y la casta Susana quien, por cierto, de irrumpir en una chirigota carnavalesca, lo haría tocando el bombo y, de hacerlo en un cuarteto, sería marcando el compás? Es bien sabido por los jartibles del Carnaval gaditano que los años electorales son especialmente sensibles para anticipar los resultados de las urnas y este lo es por triplicado, así que habrá que estar atentos a las muchas pistas que genera olfato del pueblo llano y sencillo porque, al barrunto del batacazo cuantitativo y cualitativo del PP (bay bay Teo) habrá que atender a otros pálpitos certeros sobre la dimensión de la esperada victoria socialista y el peso específico de Podemos, de Izquierda Unida, otras minorías y el valor de la abstención. El próximo domingo de Piñata les comentaré mis previsiones a la vista de lo escuchado este fin de semana el Teatro Falla y en la calle, con la ayuda, este año, de san Valentín.