El presidente andaluz Juanma Moreno no parece que tenga problemas de tensión. Ni de estrés. Se diría que la incertidumbre sobre el futuro de sus primeros Presupuestos como presidente de la Junta no le está afectando en lo más mínimo: ayer acudía tan pancho al Centro de Transfusión de Sevilla a donar sangre, algo médicamente desaconsejado cuando el donante tiene la tensión descontrolada y que, en el caso del presidente, sería natural que ocurriera teniendo en cuenta el delicadísimo momento político que por el que atraviesa su Gobierno.

Moreno no solo se mostraba perfectamente tranquilo, sino que además revelaba a los periodistas que durante el fin de semana no había habido ningún tipo de conversaciones entre el Partido Popular o el Gobierno con la formación ultraderechista Vox, cuya enmienda a la totalidad, sumada a las presentadas por el PSOE y Adelante Andalucía, amenaza con tumbar mañana los Presupuestos andaluces para 2019.

Inquietud cero

El Pleno comienza a las cuatro de la tarde con el debate de totalidad del proyecto de Presupuestos. Vox puede retirar su enmienda antes de esa hora o incluso esperarse al comienzo de la sesión plenaria para renunciar al órdago en el transcurso de la misma.

Al igual que el presidente, ni PP ni Ciudadanos dan muestras de inquietud: o no se toman en serio la amenaza de Vox, cuyo historial de bravuconerías que luego quedan en nada conocen bien, o los dirigentes nacionales de ambos partidos les han transmitido que no se preocupen porque todo va bien en Madrid.

Más allá de esa incertidumbre que todavía tardará unas horas en despejarse, el presidente tiene buenos motivos para no ponerse nervioso. La negociación entre las tres derechas para gobernar Madrid avanza a buen ritmo y todo indica que, si hay fumata blanca y Vox consigue lo que quiere en la Comunidad, los peones andaluces del partido ultra recibirán la orden de despejar de obstáculos el camino del proyecto presupuestario hasta su aprobación definitiva.

Sucursalismo andaluz

Y si Vox Andalucía espera noticias de Madrid para actuar en consecuencia, lo mismo sucede con Ciudadanos Andalucía, resignada a un sucursalismo que todavía no le pasa factura electoral, aunque sus adversarios de la izquierda no cesan de airearlo siempre que tienen ocasión.

Los dirigentes naranjas andaluces vienen mostrándose extremadamente cautos desde que Vox anunció su enmienda a la totalidad. Ya no exhiben el desdén de antaño frente a Vox: ahora ya no se niegan a hablar con ellos, aunque añadan la coletilla de que es lo que siempre han hecho con todo el mundo.

La ambigüedad calculada de Ciudadanos podría obedecer o bien a que preparan el terreno para levantar su veto más bien retórico ante Vox –no negocian con ellos pero gobiernan gracias a ellos– o bien a que en los acuerdos de Madrid Vox haya aceptado mantener el statu quo en Andalucía.

Como el presidente Juanma Moreno, el vicepresidente Juan Marín también podría donar sangre sin problema.