La oferta de Alberto Núñez Feijóo del ‘bienio por compasión’ ha naufragado. El pacto ofrecido a Pedro Sánchez no contaba con los puntos donde las sensibilidades de ambos partidos hubieran podido fluir. Del cuento que los populares querían vender al presidente en funciones destaca en los “Puntos Comunes” el Pacto Nacional del Agua.

Los populares exponen que se trabajará “para alcanzar una propuesta que garantice el acceso a este recurso básico, en el momento actual y ante el previsible agravamiento derivado del cambio climático”. En Andalucía, donde la ‘legislatura del agua’ de Moreno Bonilla se ha convertido en la de la guerra por Doñana, como principal afluente de la polémica, la propuesta de Feijóo no deja de sorprender.  

El presidente andaluz y su consejo de Gobierno han vuelto de las vacaciones anunciando 26 nuevas obras hídricas, la posibilidad de aumento de restricciones en núcleos urbanos por la sequía y la previsión de un nuevo comité de sequía en septiembre. Moreno ya ha anunciado que viajará a Bruselas para dar a entender la difícil situación que vive la comunidad más poblada de España, con algunos embalses por debajo del 20%.

La Junta lanza un SOS y pide “auxilio” a Madrid y Bruselas, pidiéndoles que “arrimen el hombro”, ya que la sequía es "el mayor enemigo que hoy tiene Andalucía", decía el portavoz de la Junta, Ramón Fernández Pacheco. La Junta pide más dinero para combatir la sequía y mejorar la eficiencia del consumo de agua.

Recientemente Andalucía ha recibido desde el Ejecutivo central 12,5 millones de euros de los Next Generation para ejecutar 31 obras en municipios de menos de 20 mil habitantes, pero reclaman 70 millones más.

Pero, más allá de las inversiones para optimizar el consumo en pequeños municipios, la gestión hídrica ofrece contrastes entre lo que se exige y lo que se hace: este verano, la Junta dio luz verde a planes hidrológicos que implican un aumento sin precedentes en las hectáreas cultivables y regables. La cuenca del Tinto, Odiel y Piedras (TOP) es el mejor ejemplo.

De  la cuenca del TOP debe fluir el agua hacia Doñana cuando el Ejecutivo realice las obras. Sin embargo, a la vez, la Junta ha duplicado la superficie a regar de esa cuenca en su zona de influencia. Cabe preguntarse si no se está siendo demasiado optimista con el futuro de este recurso cada vez más escaso. Desde la CHG critican a la Junta por este redoble del plan hidrológico con una sequía recurrente y por poner sobre la mesa un “agua en superficie” para regadíos que ya está asignada a otros territorios.

En misa y repicando

Por un lado, la Junta exige fondos y ayuda a Madrid y Bruselas y, por otro lado, deslegitima las visiones de ambas administraciones respecto a la gestión hídrica, con Doñana como mejor ejemplo de esta incongruencia.

Precisamente antes de que el PP se instalara en la necesidad del Pacto Nacional del Agua de Feijóo y la llamada de auxilio de Andalucía, el informe de la UNESCO volvía a dar un tirón de orejas por la polémica Ley del PP de legalización de 800 hectáreas de regadíos que vienen extrayendo agua ilegalmente del acuífero de Doñana.

La Proposición de Ley (PL) que impulsaron PP y Vox en contra de la Comisión Europea, Ejecutivo central, científicos y parte de los ciudadanos de la región, sigue siendo una mancha en el expediente difícil de argumentar fuera de la provincia de Huelva. Se evidencia en el hecho de que el portavoz de la Junta trata de quitar peso a su medida más polémica, ahora que la Junta viaja a Bruselas para pedir fondos, “recordemos que el proyecto de ley ni siquiera se ha aprobado; que es un papel que se está tramitando en el Parlamento de Andalucía", ha dicho esta semana Pacheco. Pero ese “papel” pone en riesgo el valor de nuestra mayor joya ambiental para la UNESCO.

El gran pacto del agua debería evitar la incongruencia de pedir dinero y auxilio por la sequía cuando, a la vez, se pretende normalizar cultivos ilegales en torno a un humedal agonizante; incrementar de manera histórica la superficie regable en cuencas ya comprometidas; o aprobar nuevas embotelladoras de agua en zonas donde la ciudadanía padece restricciones de agua. No se puede estar en misa y repicando.

La oposición pide que el dinero fluya

Por su parte, desde la oposición señalan la mala gestión de la propia Junta de Andalucía con los fondos que ya tiene asignados. Desde el PSOE señalan que más de la mitad del presupuesto hídrico de la Junta y de los Fondos Europeos no se están ejecutando. “Siguen mirando al cielo a ver si llueve”, ha dicho el secretario general de los socialistas andaluces, Juan Espadas, criticando el inmovilismo de la Junta.

El PSOE esgrime las mayores inversiones que sus gobiernos han puesto sobre la mesa para Andalucía, tanto a través de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) como a través del Plan Hidrológico del Guadalquivir. Además, recuerdan a Moreno las millonarias inversiones y posibilidades con las que cuenta a través de los planes del MITECO, Next Generation, el PERTE del agua o infraestructuras hídricas que ascienden a más de 700 millones de euros para los próximos años, “no cuela que siga pidiendo más dinero cuando el dinero que tiene no lo ejecuta”.

El aviso explícito de UNESCO de incluir a Doñana en el listado de patrimonio en peligro evidencia la flaqueza de la gestión hídrica andaluza, ahora que la falta de lluvias no puede maquillar la árida realidad. El llamado de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural podría ser una oportunidad para buscar sendas de entendimiento y diálogo con más coherencia. Pero, como demuestra la zozobra de Feijóo y la sequía en Andalucía, ningún viento es favorable para quién no sabe a dónde va.