La pregunta de cómo hemos llegado a este punto se repite al compás del oleaje en Barbate. El lamento por el asesinato de dos guardias civiles está acompañado del ruego de más medios para defender al Campo de Gibraltar contra un negocio que extiende sus redes a nuevas aguas y puertos.

El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, está en el disparadero. Un día antes del luctuoso incidente anunció la cuarta ampliación del Plan Especial de Seguridad para el Campo de Gibraltar, en marcha desde mediados de 2018, pero su lluvia de millones queda en nada ante la realidad. Sin embargo, la Policía Portuaria de Barbate dirige sus críticas a la Junta de Andalucía, a la que culpan de falta de medios y apoyo.

La dimisión del ministro, Grande-Marlaska, es el reclamo del alcalde Miguel Molina, del presidente andaluz Juanma Moreno Bonilla o de Alberto Núñez Feijóo, que ha visitado Barbate. Pero desde el puerto, el representante de la Policía Portuaria y jefe de la Zona de Poniente en Cádiz, Marcos Antonio Clavijo, es contundente, “los puertos son espacios de gestión autonómica, nos tienen abandonados, ignorados y sin medios. Mañana tendremos que enterrar a uno de los nuestros si esto sigue así”, dice a El Plural.

Clavijo apunta a “todos los partidos” por el estado de abandono y precariedad con la que los uniformados –incluyendo a la Guardia Civil– deben combatir al narco. Pero su discurso es duro contra Moreno Bonilla y el consejero de Medio Ambiente, Fernández-Pacheco, del que depende el cuerpo de la Policía Portuaria. “La única respuesta que hemos tenido del consejero es que nos ha bloqueado en redes sociales, somos los grandes olvidados en la lucha contra el narco”.

Indefensos y a merced de una bestia 

Clavijo detalla que los 11 efectivos con los que cuenta en los puertos de Poniente (Sanlúcar, Chipiona, Rota o Puerto América) y los 9 que hay disponibles en la zona de Levante (Barbate, Conil, Sancti Petri) no tienen más que “un puñetero teléfono". No cuentan ni con armas, ni porras, ni chalecos antibalas, ni medios de autodefensa, ni comunicación por radio –lo que compromete la seguridad de la comunicación y coordinación con Guardia Civil o Policía Local– “y somos pocos”, suspira. Detalla que se han visto obligados a patrullar en solitario en numerosas ocasiones.

-¿Os sentís inseguros?, cuestionamos, “¿inseguros?, nosotros como casi todos estamos amenazados de muerte. Yo no puedo vivir allí con mi familia, prefiero ir y volver cada día en coche varias horas de viaje”, detalla. El agente detalla el nivel de violencia e impunidad que los narcos vuelven a mostrar y que quedó patente el viernes. “El otro día, en un bar me dijeron que a un chaval que había por allí de unos 13 años le daban 500 euros para que se enterara de mis turnos de trabajo. ¿Cómo hacemos para que esos 500 euros no sean suficientemente atractivos para un niño?”, reflexiona.

Explica que el Plan Especial ha hecho que los narcos extiendan su actividad a otro tipo de drogas, barcos y puertos. Sin embargo, la capacidad de acción de Guardia Civil y Policía Portuaria es menguante. Explica que sus superiores le piden que no intervenga en temas de narcotráfico; “yo pido que esa orden me la den por escrito. Primero, tenemos una obligación moral de intervenir ante un hecho delictivo y segundo, somos agentes uniformados", afirma.

Respecto al capítulo del viernes en Barbate, más de David contra Goliat, recuerda que allí “solo hay dos agentes sin vehículo, sin chaleco o autoprotección. No tenemos nada, ¿cómo vamos a intentar identificar a embarcaciones en las que puede haber 20 ó 30 delincuentes?, esto es una vergüenza”

Respecto a la presencia de políticos en Barbate es elocuente, “que vengan aquí me humilla, me siento vendido e ignorado”, espeta a Moreno Bonilla y al consejero de Interior, Antonio Sanz que les otorguen medios. “¿Hay que esperar a que nos maten para reaccionar?”

Solución imposible sin una respuesta múltiple

“Estamos allí las 24 horas en estos puertos y estamos con una mano delante y otra detrás, no nos hacen ningún caso”, explica resignado el representante de la Policía Portuaria, responsable de la vigilancia de los puertos. Cuando planteamos cómo puede resolverse un problema tan extenso como el narcotráfico, señala una evidencia, “está claro que no puede resolverse sin colaboración y con una respuesta de todos a la vez”.

Apunta a que su cuerpo está orillado, no hay una integración estructural e institucional de la Policía Portuaria, carecen de un reglamento orgánico que les permita, por ejemplo, participar en la junta de seguridad local y colaboran de manera personal con otros agentes de la Guardia Civil.

El alcalde de Barbate, en compañía de Feijóo, señaló que era la primera vez que las lanchas de los narcos usaban su puerto para guarecerse del temporal. Desde la Policía Portuaria desmiente tajantemente esta versión: “Los conocemos, estamos allí cada día, vienen guardando sus lanchas allí desde hace años, pero no podemos intervenir”, explica Calvino resignado.

Mientras los más de 180 agentes que oficialmente componen el cuerpo autonómico de Policía Portuaria esperan, Moreno Bonilla se alinea con Feijóo y apunta a Moncloa, pide la inmediata dimisión de Marlaska y la declaración del Campo de Gibraltar como Zona de Especial Singularidad y que sea la Audiencia Nacional la que asuma los sumarios del narco.

El Plan Especial del Campo de Gibraltar de Interior cuenta con un nuevo paquete de 36,9 millones de euros para 2024, de ellos, 17 van para reforzar las plantillas y casi 20 millones para medios materiales. Estos millones suenan ridículos y tardíos tras la pesadilla del viernes en el puerto de Barbate, donde la Policía Portuaria se ve obligada a jugar un papel intrascendente en la desigual batalla.