La lectura de ‘Violeta y barro’ es cómoda, fluida; en ocasiones cálida y a veces áspera, transcurre todo el tiempo sin tropiezos. La joven novelista sevillana Alicia Rubio Chacón (Sevilla 1994) no quiere inventar un nuevo género ni revolucionar los existentes: se diría solo persigue escribir una buena historia enmarcada sin complejos dentro de un subgénero claramente identificable por el lector: la novela de formación o aprendizaje.

‘Violeta y barro’ es una ‘Bildungsroman’ de apenas 136 páginas cuya lectura deja al lector el buen sabor de boca de todas las obras de arte inspiradas que no buscan la originalidad porque no la necesitan. En realidad, la mayoría de las mejores novelas de la historia son obras de género que ni siquiera se molestan en disimular su modesta genealogía literaria: son novelas de amor, de guerra, de aventuras…

La novela de Alicia Rubio, editada por El Paseo y justa merecedora del XXVI Premio de Novela Universidad de Sevilla, narra con delicado pulso narrativo la historia de la adolescente Violeta durante un verano de la posguerra, cuando aún no ha terminado la Segunda Guerra Mundial, pero la victoria ya se ha inclinado a favor de los aliados y los cándidos maquis republicanos que se echaron al monte en el 39 están seguros de que la caída de los aliados fascistas de Franco traerá consigo la caída del dictador.

El escenario de la novela es un taller de costura cuya actividad política clandestina pocos sospechan. Desde luego, no lo sospecha inicialmente Violeta, que, captando retazos de conversaciones dudosas o de escenas apenas entrevistas, tiene que ir reconstruyendo por sí misma ese mundo opaco pero sin embargo acogedor que la rodea. Con solo 16 años y ninguna experiencia de la vida, Violeta las caza al vuelo. A los lectores sentimentales nos encanta que la frágil e insegura Violeta no se chupe el dedo.

Rubio Chacón quizá no presta suficiente atención a los personajes secundarios, algunos de los cuales quedan algo desdibujados; puede incluso que abuse un poco de lo políticamente correcto y hasta caiga en la tentación de introducir alguna situación inverosímil, pero ha construido una novela honda y emocionante, dura y candorosa a un tiempo, una novela que es comprometida sin sectarismo y honesta sin buenismo.

En ‘Violeta y barro’, lo que saben los personajes y lo que va sabiendo el lector conforman un material que la autora suministra con la contención y el buen olfato de los narradores de raza. Rubio Chacón se nos muestra como una escritora con seguridad en sí misma: o al menos con el talento suficiente para que el lector no perciba las inseguridades que atenazan a todo autor joven.

Solo dos asuntos menores deslucen la obra. Menores en lo artístico pero comercialmente importantes en estos tiempos en que las novedades de los sellos modestos tienen que competir con las grandes ‘majors’ en las mesas de novedades. Uno de esos asuntos es su título y el otro es su portada.

Aunque la autoría de título y portada es distinta, ambos errores están conectados entre sí. ‘Violeta y barro’ no es un buen título, parece más propio de un culebrón televisivo con pretensiones que de una novela tan sobria y contenida como ésta. Si ‘Violeta y barro’ no es un título cursi, está a punto de serlo.

Y si malo es el título, peor es la portada tirando a naif que han elegido sus editores y que parece directamente salida de la mano poco inspirada de un seminarista ñoño o de una ilustradora que hubiera obtenido su título en la Sección Femenina. No quiere decirse que el autor de la portada sea un mal ilustrador, sino que esta ilustración no era para este libro.

Pero tan raro como que Rubio haya elegido un título tan blandorro es que un editor tan experimentado y solvente como David González Romero, y con un catálogo tan trabajado, atrevido y ambicioso como el de El Paseo, haya dado su visto bueno a ese dibujo en el que –sin nada en él que autorice a suponerle intenciones irónicas– se ve una caja de costura y un pajarito gordezuelo levantando una prenda con su pico mientras una mano femenina le ayuda a hacerlo; por supuesto, también hay unas violetas. Solo falta el barro.

Lo del título no tiene arreglo, pero lo de la portada sí, pues se trata de una novela que merece y seguramente tendrá futuras ediciones en las que El Paseo debería buscarle una portada menos meliflua, más en la línea de títulos del mismo sello como ‘Diario de una perdida’, 'Los años irreparables' y tantos otros.

FICHA BIBLIOGRÁFICA:

TÍTULO: Violeta y barro. (XXVI Premio de Novela Universidad de Sevilla

AUTORA: Alicia Rubio Chacón

EDITORIAL: El Paseo.

FECHA DE PUBLICACIÓN: Sevilla 2021.

PVP: 12 €