El empresario sevillano Manuel Muñoz Medina va a pagar un precio muy alto por confundir una gracieta con un delito. La confusión no la tiene él solo. Bastaba escuchar a su abogado, José Manuel García-Quílez, en el juicio que ha tenido lugar hoy en Sevilla para concluir que también el letrado tiene el mismo problema: Manuel, dijo, puede que sea “un majareta, pero no es un delincuente”.

Esta mañana se ha celebrado en la Audiencia el juicio contra el empresario y exvocal de la Cámara de Comercio de Sevilla, quien el 20 de diciembre de 2016, en la sede de la entidad, se dirigió a la líder de Podemos Andalucía y diputada, Teresa Rodríguez, y simuló besarla. Ella pasó “miedo” y se sintió “humillada, avergonzada, un objeto”, ha declarado hoy en el juicio.

El vídeo evidencia que Muñoz, tras dejar sobre una mesa una copa que llevaba en la mano, se abalanzó desahogadamente sobre la líder morada, a la uqe cogió por por el cuello durante unos segundos para, a continuación y colocando su mano entre las bocas de ambos, simulaba que le daba un beso en los labios. 

Las penas

La Fiscalía de Sevilla solicita para el empresario un año de cárcel y una multa de cuatro meses con cuota diaria de diez euros (1.200 euros) por un delito de atentado a la autoridad, además de nueve meses de prisión por un delito contra la integridad moral y una indemnización de 6.500 euros a Rodríguez.

A sugerencia de la propia sala enjuiciadora, el abogado de la diputada ha endurecido su escrito de acusación para incorporar la opción de una condena alternativa de un año de cárcel por un delito de abuso sexual, en sustitución de la ya conocida de seis a nueve meses por un delito contra la integridad moral. Mantiene la petición de un año por atentado a la autoridad.

La sugerencia

Tras visionar el vídeo de las cámaras de vigilancia de la institución donde se produjeron los hechos, el presidente del tribunal sugería que la conducta de Medina podría ser tipificada como un delito de abusos sexuales, cometido por quien "sin violencia o intimidación y sin que medie consentimiento, realizare actos que atenten contra la libertad o indemnidad sexual de otra persona".

El abogado García-Quílez y su cliente Muñoz Medina debieron quedarse de piedra al escuchar la apreciación del magistrado, pues para ellos resulta obvio que todo este asunto se ha sacado de madre. ¿Por qué? Pues por razones políticas, naturalmente. Con argumentos muy cercanos a la órbita doctrinal de Vox en estas materias, el letrado ha sostenido que la parlamentaria exageró lo sucedido, sabedora de que, como "el feminismo está de moda", este tipo de denuncias "vende y da votos".

En la línea de la defensa argumental del tenor Plácido Domingo para despachar las acusaciones por abusos y tocamientos a un grupo de mujeres que en algún momento se cruzaron en las tablas con el divo de la ópera, el defensor de Muñoz ha dicho que su cliente consideraba impensable que pudiera ser delito algo que, en realidad, ya había hecho "muchísimas veces" sin mayores consecuencias.