Las sesiones más o menos mensuales de control al presidente de la Junta nunca arrasarían de audiencia si fueran retransmitidas por televisión. Los espectadores que consiguieran aguantar un rato en su sillón estarían condenados al bostezo. O bien la oposición pregunta cosas a las que el presidente no se digna contestar o bien éste se guarda algún as en la manga que acapara los titulares soñados en vano por sus oponentes. Vista una sesión, vistas todas.

No es que, en la de hoy, las portavoces de Unidas Podemos por Andalucía, Inmaculada Nieto, y del PSOE, Ángeles Férriz, no hayan hecho bien su trabajo de formular preguntas incómodas a Moreno Bonilla, es que éste les replicaba de carrerilla, sin despeinarse, como con el piloto automático puesto y sin haber contestado realmente a aquello por lo que era preguntado.

Sin llegar a bronco, el tono de Férriz fue más duro que el de Nieto pero mucho menos que el de Manuel Gavira, portavoz de Vox, partido examigo del PP cuyo portavoz se calzó el mono de peligroso sindicalista para culpar a Moreno de “los salarios de miseria y el paro que hay en Andalucía” y de que “los autónomos están en el alambre”.

Gavira, Nieto y Férriz

Se lo puso fácil el pardillo Gavira al presidente cuando arremetió contra la imposición de “toques de queda ilegales” durante la pandemia: Moreno se limitó a recordarle que “esos toques de queda han salvado miles de vidas en Andalucía”, lo que arrancó los entusiastas –y justificados– aplausos de la bancada de PP y Cs, ya de por sí bastante inclinada a la coba.

Inmaculada Nieto, la portavoz de UPporAnd, quiso saber de boca del presidente una cosa muy específica: las medidas que piensa tomar para mejorar la calidad del empleo en Andalucía, con departamentos de la propia Junta, como salud Responde, “que hacen contratos de siete horas”. Eso no forma parte de la herencia, le espetó Nieto.

En su primera respuesta, el tono de Moreno fue más bien desganado, mientras que en la segunda se limitó a reprochar las ansias intervencionistas de la izquierda y los pésimos resultados de las mismas y a desgranar algunos datos económicos. La portavoz también había querido conocer algún proyecto emblemático de operara como revulsivo de la economía. Moreno citó sin convicción algunos nombres, pero ninguno del tipo que reclamaba Nieto.

La portavoz socialista, Ángeles Férriz, quiso saber si Moreno Bonilla se comprometía a que “el 31 de octubre 20.000 sanitarios andaluces no vayan a la calle por finalización de contrato”. Contra su costumbre, esta vez el presidente sí contestó a lo que se le preguntaba: “No se irán a la calle; no vamos a hacer como algunas comunidades autónomas socialistas".

Férriz reiteró en la sesión de este jueves reproches que serían familiares para los televidentes si realmente estos existieran y hubieran seguido anteriores sesiones de control: el deterioro de la atención primaria, la falta de diálogo con los profesionales y la indignación generalizada de éstos con una planificación unilateral y sin recursos suficientes. “Desde que anunciara la vuelta a la presencialidad en los centros de salud el 1 de octubre –dijo Férriz– mucho anuncio y poca realidad, con un plan que se sacaron días antes y que no conocen ni los sanitarios”.

También hubo un muy reconocible ‘dejà vu’ en la respuesta de Moreno, que le restregó a Férriz los 37 años de gobiernos socialistas y su desatención de la sanidad pública ante la cual tanto se rasgan ahora las vestiduras: "37 años les ha costado a ustedes reconocer que no le pagaban lo suficiente a los profesionales sanitarios, y que no estaban haciendo las cosas bien para que nos encontremos con este problema de la falta de estos profesionales”.

Santos y pecadores

Como en otras sesiones, también en la de hoy hubo un tramo decididamente sonrojante. Lo han protagonizado la portavoz de Cs, Teresa Pardo, y el portavoz del PP, José Antonio Nieto. Si es exacta la máxima de Pascal según el cual solo hay dos clases de hombres, los santos que se creen pecadores y los pecadores que se creen santos, es indudable que Pardo y Nieto estarían en este segundo grupo.

Sin pudor ni contención, ambos se lanzaron por la suave pendiente de la autocomplacencia llevando del bracete a un Moreno que, como no podía ser menos, estaba encantado de identificarse con el retrato que sus compañeros hacían de él, particularmente el popular Nieto, pues la naranja Pardo dedicó sus mejores minutos a cantar las excelencias de las políticas educativas de Ciudadanos. Si hubiera un Premio Nobel de Educación habría que dárselo a su partido, debe pensar Pardo.