La líder de la oposición se empleó ayer a fondo durante la sesión de control al presidente. Más a fondo de lo que tocaba en una situación sociosanitaria tan complicada, según observadores honestos pero no imparciales.

Además de los reproches ya conocidos –y compartidos por gran parte de la comunidad escolar– por “el caos y la incertidumbre” ante el inicio del curso, Susana Díaz buscó la yugular de Juan Manuel Moreno cuando lo acusó de "poner en peligro la salud y la vida" de los andaluces al haber ocultado desde el 24 de agosto un documento oficial del Distrito de Atención Primaria Costa del Sol alertando explícitamente de que había “transmisión comunitaria activa”.

Por los cerros de Úbeda

La respuesta del presidente, tan agresiva en términos políticos como elusiva en términos sanitarios, indica que el Gobierno andaluz tiene dificultades insalvables para explicar públicamente por qué no dio a conocer el contenido de una advertencia epidemiológica de tanta trascendencia.

Muy serio pero sin abandonar los cerros de Úbeda, Moreno se agarró como a un clavo ardiendo a unas estadísticas de contagio de la Costa del Sol –193 casos por cada 100.000 habitantes– que están por debajo de la media española y recalcó de que nueve comunidades españolas tienen datos peores que el distrito sanitario costasoleño.

Moreno le dijo a Díaz que era la “primera pedrista de España”, la acusó de hacer alarmismo injustificado y estéril, le reprochó azuzar a los alcaldes socialistas contra la Junta y hasta interpretó una felicitación genérica del Gobierno central a las comunidades autónomas en un elogio específico a la gestión de Andalucía.

El presidente desplegó toda esa batería de recriminaciones, pero no hizo mención alguna a las razones por las que el informe del 24 de agosto se guardó en un cajón, un silencio llamativo teniendo en cuenta que se trata, con diferencia, de la acusación más grave que se ha hecho al Gobierno autonómico desde el inicio de la pandemia.

Un error inexplicable

Desde Adelante Andalucía, Izquierda Unida, que destapó el escándalo por boca de su coordinador Toni Valero, también ha pedido a Moreno explicaciones y que destituya al consejero de Presidencia, Elías Bendodo, por oultar la información.

El presidente se limitó a calificar lo sucedido en Málaga de “contagio comunitario”, un malabarismo terminológico que no convence a los expertos y que nunca hasta ahora había sido utilizado por las autoridades sanitarias.

Según el discurso oficial, la calificación de “transmisión comunitaria activa” sería, pues, errónea, pero ni el presidente ni su consejero de Salud han logrado explicar por qué la epidemióloga que firmaba el informe habría cometido un error de tantísimo bulto, dando la voz de alarma por algo que, según el consejero Jesús Aguirre, "ocurre en todas partes".