Moreno Bonilla ha aprovechado la pandemia para favorecer la sanidad privada por ideología y por negocio, rompiendo de esta forma la equidad y la universalidad del sistema sanitario andaluz.

Andalucia tiene ya 1,7 millones de personas con sanidad privada, lo que representa que uno de cada cuatro andaluces la tiene. Esto supone un aumento de 100.000 ciudadanos en el último año que se han pasado a la privada. Este sector mueve ya en nuestra región 1.269 millones de euros.

Hace unos días, conocíamos también a través de un medio de comunicación que los Pascual, la familia dueña del mayor “holding” sanitario privado andaluz, ha aumentado su fortuna durante la pandemia, casi un 13%.

El deterioro a conciencia por parte del Presidente andaluz de nuestra sanidad pública y que se esté mandando más millones que nunca a la sanidad privada, está detrás del importante negocio que algunos están haciendo.

Hay cosas cuanto menos difíciles de comprender, por ejemplo que de los más de 600.000 andaluces que se ha derivado a la privada durante la pandemia, casi ninguno tenía el virus. De hecho solo 70 personas tenían COVID, lo que significa que la presión en esta pandemia la han tenido que soportar los sanitarios y los hospitales de la sanidad pública. Esos sanitarios a los que sigue sin pagarles la totalidad de sus complementos de productividad del año 2019.

¿Por qué Moreno Bonilla no ha querido desviar enfermos de COVID a la privada? ¿Por qué no se ha destinado suficiente dinero en reforzar y potenciar la sanidad pública y sí se ha aumentado sustancialmente los recursos a la privada? Son dos buenas cuestiones que el Presidente andaluz debería responder.

También estaría bien que aclarase ¿por qué el precio de cada derivación a la privada es de 177,46 euros/día? Eso sí, sin prueba médica. Un precio bastante caro si tenemos en cuenta que la tarificación que negociaba el SAS en cada provincia con los hospitales privados oscilaba entre los 131 y los 192 euros. Se han ido cerca del coste más elevado.

Pero no queda aquí la cosa, ya que la Junta reserva las patologías más caras para el sector público, mientras las más sencillas las deriva a la privada. ¿Por qué no crea un comité para abordar el traslado de pacientes?

Y la guinda es que la Junta de Andalucía ha aparcado un innovador proyecto contra el cáncer para la sanidad pública, se trata del Proyecto ProSAS-CNA, mientras el pasado verano el Consejero de Salud, Jesús Aguirre, apoyaba un centro de similares características que una empresa médica estadounidense que quiere implantar en nuestra tierra. Lo público no, pero para lo privado todo son facilidades.

Por cierto, ¿Qué ha hecho el Presidente andaluz con los más de 2.000 millones de euros que el Gobierno de Pedro Sánchez ha destinado a Andalucía fundamentalmente para sanidad? ¿Por qué con este dinero no se han abierto los centros de salud que siguen cerrados? ¿Por qué no se han contratado más rastreadores? ¿Por qué no se han hecho más PCR como sí se han hecho en otras Comunidades?

Es incomprensible que más de un mes después de que Moreno Bonilla prometiera la vuelta a las citas presenciales en los centros de salud, esta sigue siendo otra de sus muchas falsedades. La atención a los pacientes sigue siendo por teléfono. ¿Cómo se detecta un ictus o un cáncer por teléfono? Eso sí, en la sanidad privada la atención a los pacientes es presencial y sin dilaciones.

Con la derecha gobernando en Andalucía la atención primaria ha dejado de ser la puerta de entrada al sistema público de salud para convertirse en una barrera infranqueable para acceder al sistema.

Por otro lado, es intolerable que los abuelos y abuelas de más de 80 años tengan que trasladarse 15 o 20 kilómetros, fuera de sus pueblos, para poder vacunarse contra el coronavirus​.

Es inaceptable que muchos ciudadanos positivos estén 15 días sin que nadie los llame, mientras que el que se lo puede permitir, se va a la sanidad privada. De esta forma se rompe la equidad y la universalidad de la sanidad. Te atienden antes o después dependiendo de tu cuenta corriente en el banco.

Es llamativo que Moreno Bonilla que era el que decía que iba a acabar con las listas de espera, sea el responsable, de que éstas se hayan triplicado, eso sí lo enfermos menos graves son derivados a la sanidad privada para que ésta haga un buen negocio.

El Gobierno andaluz favorece que la privada haga caja, no está en cuidar la salud de los andaluces. Está en la ideología y en hacer negocio. Esto supone que se rompa la igualdad en sanidad.

La pandemia ha sido la excusa para quebrarla y que haya andaluces de primera y de segunda, andaluces que puedan ir al médico y andaluces que no puedan en función de sus recursos. Andaluces que pueden hacerse una prueba de PCR si la pueden pagar para dar tranquilidad a su familia y los que no se la pueden hacer si no tienen dinero. ¿Este era su cambio para Andalucía? Un cambio que beneficia solo a unos pocos y perjudica a la inmensa mayoría. Un cambio a mucho peor.

Miguel Ángel Heredia Díaz
Senador del PSOE por Málaga