Sería un caso digno del desquiciado pero sagaz investigador que protagonizaba 'El misterio de la cripta embrujada', la primera de las desternillantes novelas policiacas de Eduardo Mendoza. El título bien podría ser 'El misterio de la urna olvidada' si su autor fuera el párroco de la iglesia de la Asunción de la localidad onubense de Aroche, enclavado en plena Sierra de Aracena.

Sea o no lector de Mendoza, el padre Pedro José López Suárez no parece, sin embargo, que esté para muchas bromas. Además de enfadado, se halla estupefacto: junto a una columna del templo, el pasado viernes alguien se dejó “olvidada” una urna funeraria con las cenizas de “algún allegado”. 

El sacerdote publicaba su cuenta de Facebook este contundente mensaje de advertencia al descuidado parroquiano:

“Queridos hermanos y hermanas: Según parece en el día de ayer, alguien dejó 'olvidada' junto a una de las columnas de nuestra Iglesia Parroquial, las cenizas de algún allegado. Ruego que lo antes posible, en el plazo de quince días que comienzan a contar desde el día de hoy, se pongan en contacto conmigo y vengan a recogerlas. De no ser así, entenderé que ya no se trata de un simple olvido sino de un abandono y como tal, tendré que ponerlo en conocimiento de la autoridad competente al tratarse de un delito”.

En principio y aunque todo indicaría que sí, no parece haber constancia inequívoca de que lo que contiene la urna sean las cenizas de una persona. Tampoco es fácil adivinar por qué razón alguien la habría abandonado deliberadamente en la iglesia, considerando lo fácil que resulta deshacerse discretamente de un receptáculo mortuorio de tan pequeñas dimensiones.

¿Abandono u olvido? Sería precipitado pronunciarse en estos momentos. El hecho de que la urna fuera hallada el viernes y que hayan pasado varios días sin que su propietario haya regresado a la iglesia para recogerla añade más misterio al suceso, pues de tratarse de un simple olvido lo lógico es que el distraído parroquiano ya hubiera enmendado el desliz.

Si el desmemoriado fiel no se presenta, la Guardia Civil intentará desentrañar el misterio que tiene el vilo a la serranía, más propio desde luego, y sin faltar al respeto al bueno de don Pedro José, de las parodias novelísticas de Mendoza que de los casos criminales que acostumbra a desentrañar el benemérito instituto.