Jueves, 9.45.- Los pésimos datos del paro son noticia. Cada día entiendo menos de periodismo.

Jueves, 10.30.- Un señor encantador y calvo (desde un profesor de matemáticas que era un joputa, calvo y encantador me han parecido el oxímoron del gordo) me propuso hacer un periódico de buenas noticias. Me habló del evangelio, del elefante y el ojo de una aguja, de lo que desde la Transición llamamos buena gente y antes llamábamos  gente de bien. Mi educación salesiana me contuvo el cinismo. Le deseé suerte, le conté lo del niño que muerde al perro. Supongo que, si existe, sólo publicará los datos de curados, con algún patrocinio farmacológico.

Jueves, 10.31.- Una señora de mi pueblo le decía estupendo a todo. En los velatorios no tenía parangón: todo había quedado estupendo. Me la imagino leyendo el marcador de los diez mil muertos: qué pena, o sea, estupendo.

Jueves, 12.35.- Me llama la del banco: veinte mil euracos por un crédito ICO sin ir al notario, vamos, vamos que me lo quitan de las manos. El truco es cristalino: el Estado garantiza el ochenta por ciento del impago. Consultaré a Rato.

Jueves, 13.15.- He ido a la compra. La primavera se parece a la de los libros de cuentos, ahora un chaparrón, ahora un sol para chillarle de bonico y limpio, ahora una temperatura a demanda. No sé si Cernuda, pero hay algo de brutal y mágico en este encuentro entre la muerte y la belleza sin peaje alguno de turistas que pagar.

Jueves, 13.30.- Salvo el idiota del uniforme y su imperativo de monitor de gym (nos lavamos las manos, ponemos los guantes, avanzamos…) todo sigue igual. O no. En las primeras horas/días/semana percibía un optimismo cortés. Lo de ayer era una cortesía pesimista.

Jueves, 14.33.- Felipe se habla a sí mismo en las redes a través de un amigo periodista. Ninguna novedad, siempre se habló a sí mismo. Pero con Felipe me pasa lo que con algunos de mis novios: como les deje hablar estoy muerta. Es de esos tíos vanidosos que encima tienen razón.

Jueves, 14.35.- Esta esquina de Eurasia. Ya no está Kohl, ya no está Mitterrand (me es imposible creer que el emperador Tiberio ya no esté entre nosotros, escribe Faludy). Felipe nos devuelve la llave del sueño europeo: quinientos millones. Aguardo de su soberbia una mínima pero cruel distancia con Sánchez. Por una vez, los muertos le guardan luto a la soberbia. Ni siquiera los dioses (Aristóteles) pueden hacer que lo que ha sucedido…

Jueves, 15.30.- El encierro prolongado, eufónicamente confinamiento, empieza a dar muestras de insanidad mental. Los chinos se han separado a borbotones por la pandemia. El Gobierno debería de ir preparando medidas de apoyo a las separaciones pactadas del día después.

Jueves, 16.05.- No espero a las ocho. No quiero que mis aplausos tengan una mica de remordimiento.