Las medallas que no consiguió ganar en el campo de batalla de las elecciones deberá conquistarlas en el campo de juego del Parlamento, un territorio bélico sin las resonancias épicas de la contienda electoral pero lugar más que adecuado para hacerse acreedor de los méritos que todo líder necesita para que los suyos confíen en él. Las ‘cruces de hierro’ que Espadas no ganó en las urnas deberá ganarlas desde el escaño.

La sesión de investidura no es una final sino el disparo de salida de un larguísimo campeonato de cuatro años. Ciertamente, Juan Espadas no se la juega hoy a las cuatro de la tarde en su discurso de réplica al candidato Juan Manuel Moreno, pero su intervención es políticamente trascendental porque de algún marcará no tanto el tono -que será educado y sin agresividad como es habitual en Espadas- como el contenido, la documentación, el alcance, la eficacia y el rigor de la oposición que se proponen hacer los socialistas durante la prolongada travesía del desierto que tienen ante sí.

Cabe suponer que Espadas y los suyos habrán preparado a conciencia el debate de hoy. Técnicamente, el secretario general socialista no se juega nada puesto que el partido de la investidura está ganado de antemano y por goleada por Juan Manuel Moreno, cuya armada invencible de 58 diputados le garantiza no solo una investidura automática sino una travesía singularmente plácida.

Lo importante hoy no es, pues, si Espadas gana o pierde dado que solo puede perder: lo importante es que su público vea cómo juega, cuáles son sus habilidades, sus trucos, sus regates, sus pases en largo, cómo se desenvuelve con balón y cómo sin él; la parroquia socialista querrá comprobar si, además de defender al Gobierno de España, su líder es capaz de desmontar de forma verosímil la autocomplacencia de Moreno o de combatir eficazmente el cuento, que a tanta gente le gusta oír, de que bajar impuestos aumenta la recaudación fiscal.

Diputados del grupo socialista de la solvencia tércnica de Gaspar Llanes y otros deberían afanarse en aportar a Espadas las cifras que desacrediten el que ha sido en la anterior legislatura y lo será en esta uno de los pilares de la acción y la propaganda gubernamentales. Baste recordar que la recaudación fiscal creció en España un 15,1% en 2021 con respecto a 2020 y un 5% respecto a 2019, el año previo a la pandemia; Hacienda ingresó el año pasado 223.382 millones de euros, 1.275 millones más de los presupuestados y vía el IRPF se recaudaron 94.546 millones de euros, un 7,5% más que en 2020 y un 8,8% más que en 2019, de manera que muy probablemente la ecuación 'menos impuestos igual a más recaudación' no pertenece exactamente al ambito de las matemáticas sino más bien al de la literatura de ficción.

Obviamente, todos los portavoces de la oposición necesitan hacer un buen discurso en el estreno de la legislatura, pero Espadas lo necesita más que los demás: más porque su partido es la única alternativa real a la derecha en Andalucía y más porque la derrota del 19-J sumió a la infantería y la oficialidad socialistas en una depresión que solo podrá empezar a curarse viendo a su líder sumar triunfos parlamentarios.