Quien gana pierde y quien pierde gana. El PSOE gana a los demás partidos en votos y escaños pero pierde la posición privilegiada que ha venido teniendo durante 40 años en la cancha política andaluza: hoy por hoy, Susana Díaz no es la candidata con más opciones para ser presidenta.

Quien pierde gana y quien gana pierde. VOX queda en último lugar pero revoluciona el mapa político andaluz y Ciudadanos no supera al PP como pretendía pero hereda la posición privilegiada que ostentaban sus antiguos socios.

Tenues señales de alarma

Hasta media tarde todo estaba bastante tranquilo en la Andalucía electoral de este primer domingo de diciembre. Nada hacía presagiar la sacudida política que tendría lugar unas pocas horas más tarde.

Las primeras pero todavía muy tenues señales de alarma comenzaban a llegar hacia las cinco y media de la tarde con la filtración del avance de resultados de la encuesta elaborada por GAD3 que el diario ABC de Sevilla publicaría a las ocho de la tarde.

La izquierda seguía sumando más que la derecha, pero el sondeo escupía un dato nuevo, inquietante y absolutamente sorpresivo: atribuía a la ultraderecha de VOX entre 8 y 10 diputados, algo que ninguno de los muchos estudios publicados había pronosticado ni de lejos. Los más audaces auguraban al partido ultra un máximo de 4 escaños. Finalmente sumaba 12 y casi el 11% de los votos.

Sangrías de votos

Con una participación más bien escuálida del 58,42%, los demás datos básicos de las elecciones del 2D, donde por primera vez en la historia electoral andaluza los partidos de la derecha superan a los de la izquierda, son estos:

El PSOE gana las elecciones con el 28,4% de los votos y 33 escaños, 14 menos que los 47 obtenidos en los comicios de 2015 con el 35,4% de los sufragios. Se deja en el camino más de 400.000 votos: una pesada penitencia se antoja mucho más grave que los pecados que haya podido cometer desde 2015.  

El PP consigue 26 diputados --7 menos que los 33 obtenidos en las pasadas elecciones autonómicas-- y el 20,62% de votos. Pierde por encima de los 300.000 votos: 749.000 frente a 1.064.000 de hace tres años.

Ciudadanos no consuma el ‘sorpasso’ pero suma 21 escaños --11 más que los nueve logrados en marzo de 2015-- con un respaldo del 18,06% de los sufragios. Sus 660.000 papeletas –casi 300.000 más– le saben a poco.

Adelante Andalucía se queda en 17 escaños con un apoyo del 16,17% frente a los 20 parlamentarios que sumaron en la anterior cita electoral Podemos e IU. Con 584.000 votos, la confluencia ni siquiera alcanza los 590.00 que logró en solitario Podemos en 2015.

Cs en la encrucijada

Desolación absoluta en la izquierda, particularmente en el Partido Socialista aunque también en AA, y júbilo en la derecha, sobre todo en VOX, seguido por el PP y más tibiamente por Ciudadanos, decepcionado por no haber visto cumplida su apuesta estratégica de superar al PP. Ni naranjas ni azules contaban con que VOX irrumpiera del modo en que lo ha hecho.

La formación de Rivera tiene en su mano la llave de la gobernabilidad, pero no de la forma que esperaba y hubiera querido. Debe decidir si vincula su destino político a la ultraderecha u opta por frenarla, aunque para ello necesitaría entenderse del algún modo con el PSOE y Adelante Andalucía.

Combinaciones

PSOE y AA suman 50 escaños, 12 más que PP y VOX pero 9 menos que PP, VOX y Ciudadanos. Al PP no le incomoda sumar sus escaños a VOX, pero para Cs es una jugada comprometida. Una abstención de los de Juan Marín haría presidenta a Díaz si AA la apoyara con un sí, pero tampoco esa decisión sería fácil para Cs.

PSOE y Cs no suman esta vez mayoría absoluta, se quedan a un escaño de los 55, pero es que además los naranjas han prometido que bajo ninguna circunstancia harían presidenta a Susana Díaz. El problema es que nadie había previsto una circunstancia tan excepcional como la irrupción en la Cámara de un partido como VOX, cuya entrada en el Parlamento andaluz era muy tempranamente saludada por la líder ultra francesa Marine Lepen.

Juan Marín está en una posición inmejorable para obtener el más alto rendimiento a sus 21 escaños, pero para ello tendrá acertar en la gestión de las diferentes opciones que tiene ante sí: hacer presidente al líder del PP con los votos de VOX; ser él mismo presidente con los votos del PP y la extrema derecha; permitir que Díaz sea presidenta de nuevo.

Se avecinan semanas apasionantes –y peligrosas, muy peligrosas– en la política andaluza.