Si Valle Inclán hubiese conocido estos tiempos hubiese metido al PP dentro de su definición de esperpento. En estos meses en los que la gran economía, nos está aplastando con cursos acelerados sobre terminología y conceptos, el “pepero” de guardia sigue pidiendo un adelanto del adelanto de las elecciones. 

Los ciudadanos estamos perplejos con la película de los mercados y como ahora sí nos afecta directamente, lo que antes eran cuestiones manejadas por una élite extraña y lejana, ahora parece que han vivido siempre con nosotros. La prima de riesgo, las hipotecas basura, las agencias de calificación, el rating, los hedge founds, u otros que parecen más títulos de películas de intriga, “pánico en la bolsa”, “el acoso de los especuladores” o la “la volatilidad crea miedo”, son como esos vecinos con los que no se tiene contacto pero que un día aparecen cuando se te cala el techo porque se han dejado el grifo abierto.

Y mientras esto pasa, Rajoy desde la tumbona y con el puro en la mano, manda a D. Javier Arenas a pedir que se adelanten más las elecciones. 

Dicen los analistas que la fecha de noviembre tiene algunas ventajas para el PSOE, por la remontada de la economía, la disminución de la terrible tasa del paro, la fuerte valoración de Rubalcaba frente a Rajoy, y el posible y esperado fin de ETA. Pero lo que tiene  de verdad nervioso al PP es que la gente está viendo (o reviviendo)lo que hacen cuando llegan al poder, y claro mientras antes sean las elecciones menos tiempo de demostrar su verdadera cara.

Cosas como el cierre de farmacias en Castilla la Mancha con la jefa orgánica de Arenas de vacaciones en Marbella, subidas del 50% en los billetes de metro de Madrid, incrementos de sueldos como los de la presidenta de la Diputación de León, están llevando a que los ciudadanos se estén planteando si con el castigo al PSOE en las municipales  se les fue la mano.

El nuevo referente y previsible relevo en el PP de Andalucía, si por enésima vez Arenas pierde, el juez Zoido, está representando a la perfección este topetazo con la realidad. Si en la campaña decía que devolvería el dinero a las personas que habían pagado una señal para unos parkings, ahora dice que no es posible y que lo tendrán que pedir en el Juzgado (supongo que sin copago), la austeridad se ha quedado en agua de borrajas y lo primero que hizo fue subir el sueldo a sus asesores. El caos de tráfico que antes era culpa de Monteseirín, ahora resulta que se debe al “incivismo” de los conductores, a los que se están multando a razón de unos 200 al día. La exclusión en los órganos colegiados de asociaciones que no le aplauden en el Corpus, muestra bien a las claras la forma de ser y de mandar del PP. 

Ante la grave crisis económica internacional, que está destrozando a los Ayuntamientos de toda España, lo único que ofrecen es el lloriqueo continuo y el culpar al PSOE de todo. Lógicamente esto tiene las patas muy cortas y la gente pide soluciones, como los trabajadores municipales de Jerez de la Frontera, a los que se les decía que no cobraban por la ineficacia de la anterior Alcaldesa. Lo dijo Pérez Reverte hace poco, “ a los puestos políticos y de responsabilidad se viene llorado de casa”.

Esto es sin duda la verdadera razón del nerviosismo de Arenas, que afronta su última oportunidad, el que los ciudadanos vean en su realidad más cercana, osea los Ayuntamientos, el rostro verdadero de la derecha cuando llega al gobierno.

 

* José Joaquín González, Geógrafo y Máster en Comunicación