Las monjas de la congregación de las Carmelitas Descalzas del municipio cordobés de Lucena saltaron a la fama tras conocerse que el Papa Francisco las había llamado el 31 de diciembre del pasado año para felicitarles la Navidad.

"¿Qué estarán haciendo las monjas, que no pueden atender?"
La anécdota, simpática y que retrata el carácter afable de Francisco, fue que al no coger la llamada telefónica del Papa, éste dejó a las monjas un mensaje personal en el contestador con una pregunta cargada de sana ironía: "¿Qué estarán haciendo las monjas, que no me pueden atender?". Horas más tarde las volvió a llamar y habló con ellas.

Segunda llamada ocho meses después
El Papa de nuevo ha vuelto a llamar ahora, ocho meses después, para que le transmitan a los lucentinos su recuerdo y cariño asi como para interesarse por el estado de la monjas. La conversación de Francisco con la priora del convento ha tenido una duración de 40 minutos.

Tres monjas argentinas en Lucena
Las monjas también le han transmitido al Sumo Pontífice que son muchos los ciudadanos de Lucena los que se acercan para preguntar por él y transmitirles que rezan por él y le muestran su cariño y admiración. Esto último, presente en la última conversación del Papa con Sor Adriana de Jesús Resucitado, priora de la congregación y natural de Argentina, ha sido destacado por la congregación coo reconocimiento al pueblo de Lucena.

El Ayuntamiento invitó a una visita al Papa
Hay que recordar que en marzo En marzo Francisco remitía al ayuntamiento lucentino una carta en la que de forma amable le informaba que no podía aceptar la invitación cursada por el Ayuntamiento. Se da la circnunstancia de que en la congregación existen tres monjas argentinas y que además conocen al actual Papa desde hace 15 años, época en la que Jorge Mario Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires.