El fútbol lo borda el Málaga, cuando la Junta multa al Jeque con 55.000 euros por no haber iniciado las obras de ampliación del puerto de Marbella, el alcalde de Málaga mira a la Meca con permiso del Vaticano, para ver si la Ciudad Deportiva toma cuerpo y no la mete en el saco de sus interminables quimeras.

La afición del club deportivo Málaga ha padecido  en las gradas más aflicción que grandes entusiasmos, por eso la muerte de Viberti se ha sentido por los de nuestra época como la pérdida del más orgulloso recuerdo de nuestro recreo. Todo se llamaba Viberti, como ahora todo se llama Picasso. Al paso de los años una puerta de La Rosaleda, se llamará Viberti, acceso a una nube de balones bien tocados.

Hace dos años apareció por nuestro césped el jeque Al Thani, tocado con su kafiyyeh, con cara de pasar de la danza de los siete velos, aparente soñador del verde cristalino de los estadios de fútbol, doblando voluntades a base de talonario, creándonos un equipo de ensueños, dónde  a la veteranía contrastada de algunos jugadores, añadía unos retoños de esperanza; dándole la batuta al mago Pellegrini, una especie de Lawrence de Arabia del Cono Sur.

Amén de algunas malicias, íbamos a tener Ciudad Deportiva dónde antaño se asentaron los fenicios y pastaron toros bravos; los marbellíes podrían atracar megayates con la ampliación de su puerto y cada cual jugaba al décimo de Al Thani para ver si se le quitaba el “zorruno” en sus negocios. El graderío generoso, apodó al Jeque el “Cheque”, y todos tan amigo. Como en La Rosaleda nunca hubo un reino, el jeque extendió la Jaima y empezó a gobernar con mano dadivosa y selecta.

Pero al final del verano, las mil y una noche se fueron a hacer gárgaras, los cheques no fondeaban,  y los impagos nos amenazaban en hundirnos en el Averno de la tercera división. Solo nos salvaron Pellegrini y su honorable vestuario, que aguantaron a pie habilidoso y certero, para hacernos más europeos que nunca, y dar lecciones de equipo  con vergüenza  y talante, dónde algunos presumían una soldadesca desmembrada y pesetera.

El fútbol lo borda el Málaga, cuando la Junta multa al Jeque con 55.000 euros por no haber iniciado las obras de ampliación del puerto de Marbella, el alcalde de Málaga mira a la Meca con permiso del Vaticano, para ver si la Ciudad Deportiva toma cuerpo y no la mete en el saco de sus interminables quimeras. La plantilla de los reyes de Europa como el propietario del club la llama, esperan la transferencia, como un chute por la escuadra. Y Montoro, “monta” guardia en la Jaima antes un posible  desahucio.

Los que tiran de refrán, han llenado de venablos los vocablos, mientras aparece un tuiter de Al Thani como un rayo de esperanza, para que los geomantes althanistas interpreten la adivinación, y siga el festival de fútbol en nuestro pequeño reino de taifa, que celebra los goles en chileno, cultiva la iscomanía, y espanta los hombres de negro con aficción que es lo único que nos queda después de pagar la voleta.