Teresa Rodríguez apuesta por construir una casa común andaluza mientras que Isabel Franco opina que mejor cada uno en la suya: Podemos en su casa morada e Izquierda Unida en su casa roja. La coordinadora de Podemos Andalucía prefiere una confluencia tipo puré y la diputada por Huelva prefiere una confluencia tipo potaje: en la primera no se sabe quién es quién porque todo es uno y lo mismo, mientras que en la segunda se distinguen a simple vista los ingredientes.

Pero las diferencias entre las dos candidatas en las primarias de Podemos para liderar el cartel electoral de las autonómicas no se quedan ahí: Franco se siente cómoda con un esquema organizativo federal mientras que Rodríguez apuesta por un modelo nítidamente confederal.

Forma y fondo

De esto han hablado fundamentalmente ambas en el debate que ha tenido lugar este viernes en la sede del partido en Sevilla, moderado por la periodista Lucrecia Hevia.

Pese a las malas vibraciones emitidas por los partidarios de una y otra ayer en las redes sociales, no ha sido un duelo del tipo ‘OK Corral’. Pese a algún momento tenso y algún reproche airado, el debate se ha desarrollado por cauces muy pacíficos… en la forma. No es que el fondo de las discrepancias sea bélico en sentido estricto, pero el duelo dialéctico ha evidenciado que las posiciones de ambas son irreconciliables: sin perder las formas pero irreconciliables.

Madrid y Andalucía

Podemos está haciéndose todavía como partido. Por eso lo que está en juego en Andalucía es tan importante, porque se trata de determinar si quien manda en última instancia en la federación andaluza es Madrid o es Andalucía.

Rodríguez no oculta su preferencia por el formato catalán de En Comú Podem o gallego de En Marea, mientras que Franco, en sintonía con la dirección nacional del partido, quiere preservar la marca de Podemos como tal.

En un momento determinado del debate Teresa Rodríguez le preguntó a Isabel Franco si era partidaria de que Podemos Andalucía tuviera grupo propio en el Congreso, como lo tienen los gallegos y catalanes, a lo que Franco respondió que sí, aunque el suyo fue un sí más bien retórico, forzado por la dinámica del debate: para quienes lo siguieron resultó bastante obvio que Rodríguez sí quiere a toda costa un grupo andaluz propio en el Congreso, mientras que para Franco lo prioritario es que Podemos Andalucía sea una fuerza autónoma, muy autónoma incluso, pero no independiente.

Rodríguez no dice abiertamente que pretenda hacer de Podemos una fuerza independiente, pero la dirección nacional sospecha lo contrario… y Rodríguez no lo niega. Al menos no lo niega del todo. Franco le reprochó, no sin algo de razón, a Rodríguez que no fuera clara al respecto.

Confluencia sí, pero…

Ciertamente, el discurso de Rodríguez sobre la manera de vencer al poderoso PSOE andaluz está más trabajado que el de Franco, pero tiene unas contraindicaciones orgánicas que la dirección central considera perniciosas para el proyecto unificado de Podemos.

Isabel Franco expresaba su posición en estos términos: “¿Queremos confluencia? Pues claro. Ese fue el mandato de los inscritos: el nombre de Podemos tenía que ser protagonista en la marca y la papeleta. Confluencia sí, pero respetando el peso de cada fuerza electoral. Me preocupa mucho que Podemos pierda el ámbito de decisión”.

Teresa Rodríguez, por su parte, verbalizaba así su modo de pensar: “Nuestros votantes nos identifican como una fuerza muy madrileña. Una parte de votos de IU se perdieron en la confluencia Unidos Podemos por la subalternización de IU. No queremos esconder a IU. Le dije a Pablo Echenique: Pablo, si me das un buen nombre que contenga Podemos, Izquierda Unida y Andalucía, estupendo, pero aún estoy esperando. Hay un14 por ciento votantes de PSOE que están hartos del susanismo y se sienten atraídos por la confluencia, pero no con Podemos como tal o con IU como tal, nadie se da de baja del Betis para apuntarse al día siguiente al Sevilla”.

“Tere, tienes que decirlo”

Pedía Franco que el proceso de confluencia sea más transparente. “¿Queremos hacer unos Comunes en Andalucía? ¿Es eso lo que quieres? Tere, tienes que decirlo”, interpelaba la diputada por Huelva a la coordinadora, quien podría haber contestado fácilmente un nítido y contundente no, pero no lo hizo, y no lo hizo porque es eso lo que quiere, aunque no lo diga con toda claridad.

Su respuesta a la pregunta de Franco fue otra pregunta que, en realidad, era a su vez una respuesta: “¿Acaso hemos diluido Podemos en Cataluña al formar parte de En Comú Podem?¿Los Comunes es un puré? Te lo pregunto?”.

El debate parecía en ocasiones puramente nominalista, pero solo lo era en la superficie. “Podemos debe ir en la papeleta electoral y en el nombre del partido”, insistía Franco. Vale, replicaba Rodríguez, “pero ¿cómo lo hacemos? ¿Convocamos a un mitin de Unidoa Podemos, Podemos, Izquierda Unida y Equo?”.

Sobre el ‘régimen’

En el tramo final del debate sí hubo mucha más coincidencia, prácticamente total, como la hubo en el arranque cuando ambas desgranaron sus propuestas programáticas. Tanto para Franco como para Rodríguez, el objetivo a batir es el PSOE, que, en palabras de la segunda, simboliza “las peores cosas que pueda haber en política”.

En todo caso, Podemos todavía no ha resuelto en qué dosis administrar la poción antisocialista a sus potenciales votantes desencantados del PSOE: en grandes cantidades puede provocarles rechazo a Podemos, pero en cantidades insignificantes ni se enterarían de que les está siendo administrada.

Teresa Rodríguez ha dejado claro en numerosas ocasiones que el objetivo de la confluencia con IU no puede ser pasar del 15 al 20 por ciento de los votos, sino dar un gran salto que solo será posible atrayendo a votantes socialistas. Sin embargo, su insistencia en utilizar el ofensivo término de ‘régimen’ para describir el largo mandato democrático socialista en Andalucía tal vez no sea el mejor camino para lograrlo.