A solo ocho días para la sesión de constitución del Parlamento andaluz nadie sabe a ciencia cierta cuál será la composición final de la Mesa de la Cámara ni de qué color político será su presidente. Las apuestas se inclinan hacia un presidente o presidenta de Ciudadanos y con mayoría conservadora de cuatro de los siete miembros de la Mesa.

El único partido que ha mostrado casi todas sus cartas ha sido el PP, que tiene claro que la Mesa debe reflejar la mayoría de 59 diputados que los de Juanma Moreno suman con Ciudadanos y Vox. La Presidencia sería para Ciudadanos y quedaría por determinar si Vox ocupaba uno de los siete puestos con voz y voto o únicamente una silla sin derecho a voto.

En principio, se daba por seguro Vox estaría en la Mesa si así lo deseaba, dado que PP y Cs no podrían desairar a quien tiene la llave del futuro Gobierno conservador. Sin embargo, la sorpresa saltaba el pasado lunes cuando los naranjas se descolgaban mostrando su disposición a dos negociaciones paralelas: una con el PP para formar Gobierno y otra con el PSOE para configurar la Mesa.

La tentación

En el PP no saltaron las alarmas, pero no les gustó nada el giro de sus futuros socios. De momento, Moreno tiene que aguantarse para salvaguardar el objetivo supremo de desalojar a Susana Díaz de San Telmo y situar él al frente de la Junta. El presidente del PP repite en todas sus intervenciones que, allá por donde va, los andaluces le urgen a formar gobierno cuanto antes, pero no le resulta fácil disimular que la urgencia es más bien suya.

La intención de Ciudadanos al tentar al PSOE con una negociación para la composición de la Mesa sería blanquear el inevitable apoyo de la ultraderecha para alcanzar el poder: una mancha en el hasta ahora inmaculado historial democrático de Albert Rivera que puede lastrar sus aspiraciones a presidir el Gobierno de España.

El líder de Cs sabe que solo podrá ser presidente si, al contrario de lo ocurrido el 2-D en Andalucía, materializa a nivel nacional el sorpasso al PP de Pablo Casado, pero para ello necesita retener a la franja más templada de su electorado, a la que el entendimiento con Vox podría espantar.

“El cambalache”

Juan Marín está intentando que el PSOE se abstenga en la investidura que haría presidente a Moreno y vicepresidente a él mismo, pero parece seguro que los socialistas no lo harán. El portavoz en funciones del Gobierno andaluz, Juan Carlos Blanco, se lo dijo ayer muy claro a los naranjas: “Ciudadanos tiene un problema que se llama Vox”, por tanto “tendrá que poner sobre la mesa qué le ofrece al PSOE” para no tener que depender de la extrema derecha.

Las palabras de Blanco preocuparon al PP. Su secretaria general, Loles López, salió inmediatamente al paso de ellas mostrando su inquietud por “el preocupante cambalache” que parecen traerse entre manos de PSOE y Cs. El cambio significa que el PSOE no forma parte de él, remachó López.

Dos opciones

¿Y qué puede poner Cs sobre la mesa para tentar al PSOE? Puede facilitarle o bien la mayoría de la Mesa pero no la Presidencia o bien la Presidencia pero no la mayoría de la Mesa. Ambas alternativas tienen sus propias contraindicaciones, aunque fuentes del PSOE consultadas por El PLURAL se mostraron convencidas de que “el PP y Vox nunca le permitirían” a Cs hacer ninguna de las dos cosas.

Si el PSOE tiene la mayoría de la Mesa –cuatro de siete miembros– podrá frenar iniciativas parlamentarias embarazosas, pero si tiene la Presidencia tendría en su mano proponer a Susana Díaz como candidata a la investidura, siempre, eso sí, que el PSOE lograra convencer a Adelante Andalucía de que votara a favor, algo hoy hoy altamente improbable.

La investidura fracasaría porque los 50 diputados de PSOE y AA no serían suficientes y Ciudadanos no les daría los cinco que le faltan, pero la votación daría visibilidad a esos dos bloques izquierda-derecha que tanto teme Cs.

La cuña y el harakiri

¿Le interesa al PSOE escuchar lo que Cs tenga que decirle? Desde luego. Para los socialistas siempre será tentador meter una cuña en el bloque que forman PP, Ciudadanos y tal vez Vox. Y a Ciudadanos le viene bien recuperar la imagen de partido centrista que viene perdiendo desde que Rivera se embarcó en la estrategia del sorpasso al PP.

Pero si a Cs se le ve venir aunque no muestre sus cartas, no sucede lo mismo con Adelante Andalucía. Un dirigente socialista lo expresaba así en conversación con EL PLURAL: “En los contactos para hacer la Mesa, Adelante Andalucía se está haciendo el harakiri, no tienen voluntad ni de empezar a hablar. Aunque creemos que han hablado con PP y Cs, no se dan cuenta de que si van por cuenta, sin hablar con nosotros, pueden perfectamente quedarse fuera de la Mesa”.

Las reglas del sudoku

Recordemos en un paréntesis el mecanismo de votación fijado en el Reglamento del Parlamento:

1. Para la elección de Presidente o Presidenta, cada miembro del Parlamento escribirá un solo nombre en la papeleta, y resultará elegido el que obtenga la mayoría absoluta. Si no la hubiera, se repetirá la elección entre los dos Diputados que se hayan acercado más a la mayoría, y resultará elegido quien obtenga el mayor número de votos”.

2. Para la elección de los tres Vicepresidentes, cada Diputado o Diputada escribirá un nombre en la papeleta y resultarán elegidos quienes por orden correlativo obtengan la mayoría de votos.

3. De la misma forma serán elegidos los tres Secretarios.

La fragilidad de Adelante

Con esas reglas de juego, al contar AA con solo 17 escaños, Vox siempre los aventajaría si sumara sus 12 votos a los 26 del PP y si, a su vez, el PSOE no sumara sus 33 a los 17 de la confluencia. Los socialistas, en cambio, tendrían asegurados dos puestos votándose solo a sí mismos (salvo que PP o Cs respaldaran al candidato a AA).

Por eso, dada la fragilidad aritmética de AA, ayer sorprendieron en el PSOE las desahogadas declaraciones de Teresa Rodríguez en una entrevista en Canal Sur donde, compartiendo íntegramente la interpretación que hace la derecha del 2-D, dejó claro que Adelante Andalucía no tiene interés alguno en poner en valor los 50 diputados que suma la izquierda, tres más de los 47 que suma la derecha constitucionalista: “Susana Díaz no puede ser la alternativa, le faltan apoyos y los andaluces se han pronunciado de forma muy clara".