Principio de acuerdo entre el PP y Ciudadanos que parece desatascar las conversaciones entre ambos partidos para desalojar al PSOE de la Junta de Andalucía. El acuerdo, cuyos extremos no se conocerán hasta mañana, “está cerca ” y sería “programático”, no de Gobierno, puntualizan fuentes de Cs.

El PP se muestra más cauteloso y se atribuye el mérito de Ciudadanos haya dejado de marear la perdiz y se haya avenido a avanzar en las negociaciones. Los conservadores interpretan que el ultimátum lanzado esta mañana por su presidente Juanma Moreno, en el sentido de que si Cs no se decidía el PP negociaría con Vox la Presidencia de la Mesa de Parlamento.

El PP gana el pulso

El pulso mantenido durante toda esta semana entre ambos partidos lo habría ganado finalmente el PP. La ralentización deliberada impuesta por los de Rivera a las negociaciones había generado inquietud en el PP y no poca irritación en Vox.  

Los desacuerdos en materia de regeneración democrática estarían superados, aunque está por ver en qué términos. A la hora de exigir dimisiones de políticos implicados en caso sde corrupción, Cs quería mantener el listón en la imputación, mientras que el PP se agarra a la apertura de juicio oral como criterio para abandonar un cargo.

A expensas de lo que revelen mañana ambos partidos, el acuerdo no resuelve la principal contraindicación del mismo: que el Gobierno conservador del cambio solo puede materializarse y sacar adelante su acuerdo programático si cuenta con los votos de Vox, el partido de extrema derecha cuya cercanía tanto teme Ciudadanos.

Enfado de Vox

Poco después de anunciarse el principio de acuerdo, Vox mostraba a las claras su enfado monumental porque PP y Cs han pactado sin contar con ellos, cuando son ellos quienes tienen la llave de la gobernabilidad de las derechas.

Este es el texto del tuit publicado en sus cuentas oficiales por el líder nacional, Santiago Abascal, y el cabeza de lista por Sevilla, Francisco Serrano: “El maltrato de Cs y el desprecio del PP a los 400.000 andaluces de VOX podría abocar a Andalucía a nuevas elecciones. Dijimos que no seríamos un obstáculo para el cambio, pero tampoco un felpudo para la soberbia de nadie o la continuidad del socialismo con otras siglas”. Se avecina tormenta.