Hoy hace 44 años que los andaluces nos lanzamos a la calle en manifestación para reclamar autonomía plena. Las calles y plazas de las principales ciudades se llenaron con hombres y mujeres que seria y festivamente reclamábamos nuestro sitio al sol.

Una vez conseguida la amnistía y la libertad empezamos rápidamente a ejercerla para que en el debate constitucional, no quedáramos como una región de segunda que era el lugar que se nos reservaba a las regiones que por culpa del golpe de estado de 1936 no teníamos aprobado nuestro Estatuto de Autonomía en la República.

Era un día que amenazaba lluvia y nuestro compañero diputado Rafael Vallejo fue el encargado en Córdoba de organizar la manifestación,  en la que participaron todas las fuerzas políticas que ya tenían diputados  y senadores  por la provincia desde el joven socialista Manuel Gracia a los mayores Ignacio Gallego y mi admirado Matías Camacho, orgulloso presidente del PSOE cordobés.

Se opusieron los franquistas de Fuerza Nueva que incluso llegaron a hacer amenazas a los manifestantes, yo los vi y reconocí. En la Victoria desde algunos balcones se abucheaba y también hubo disparos de aire comprimido que hirieron a algunos manifestantes con la pasividad de la policía que brilló por su ausencia.

Yo estuve allí, bajo la pancarta de la UGT, mi sindicato y por cuya militancia había sido despedido de la universidad el año anterior y el servicio de orden era de viejos militantes políticos y sindicalistas. Solo he encontrado la foto que encabeza este artículo, aunque hice varias.

En Córdoba todo salió bien, incluso no recuerdo que llegara a llover, pero  en todos lados hubo amenazas de los fascistas y en Málaga fue asesinado el joven sindicalista de CC.OO Manuel José García Caparrós, abatido  a los 19 años por disparos de un desconocido sin duda al amparo de la pasividad policial.

Los andaluces forzamos que la Constitución Española que aprobamos en referéndum un año después fuera claramente autonomista, es verdad que exigía unas condiciones difíciles de alcanzar para las que, ironías de la lengua política, no eran consideradas “comunidades históricas”, pero finalmente lo conseguimos.

Entonces y ahora con el mismo espíritu que nos hace luchar por dignidad porque los andaluces no nos creemos más que nadie pero tampoco menos.