Hace unos años tuve la oportunidad de participar en un homenaje a Marcelino Camacho en la localidad gaditana de Alcalá del Valle. Un acto sencillo y popular que terminó por inaugurar un Polígiono Industrial con el nombre del sindicalista fundador de las CCOO. El polígono industrial está en una de las entradas del pueblo, pues si conoces Alcalá del Valle sabrás an que tiene varias entradas porque está en conexión con diferentes rutas que bien van para la provincia de Málaga o bien para la provincia de Cádiz. Así es este pueblo, solidario y consciente,  que siempre mira hacia la memoria de la clase trabajadora y hacia  los demás. Un pueblo que nos contagia cada año, por ejemplo ,su amor hacia el pueblo saharaui. Un cruce de caminos que en esta ocasión no ha sido útil para tener ventaja sobre el drama que ha vivido y vive por culpa del coronavirus.

Ayer la policía tuvo que intervenir para detener los intentos de algunos energúmenos e insolidarios vecinos de La Línea de la Concepción que no querían en su pueblo a los 28 ancianos de Alcalá del Valle. Unos ancianos que han tenido que ser cuidados por su alcalde y parte del equipo de gobierno en la residencia Dolores Ibarruri La Pasionaria,  con total lealtad hacia la vida y con total sufrimiento hacia el miedo que supone lo desconocido. Ya habían fallecido dos ancianos y 18 habían sido trasladados a hospitales. Ante la falta de elementos como oxígeno el alcalde explotó.

La rabia e impotencia de la soledad la pudimos vivir en directo cuando el alcalde gritó ante la prensa exigiendo la intervención de las autoridades competentes en esta emergencia. El grito llegó hasta San Telmo y ayer la Junta de Andalucía trasladó a los ancianos hacia la residencia de Tiempo Libre de la Línea de la Concepción. Un pueblo que se ha quitado los piojos literalmente, como mi familia,  trabajando duro en la emigración en Cataluña o donde fuera. No todos los energúmenos que a través de las redes se expresan son la esencia solidaria de este pueblo trabajador.

La crisis de Alcalá del Valle no se debe a Rafael Aguilera (IU) a quien la Junta acusa de manipular la situación y de arriesgar la salud de su pueblo. Insensantas e incendiarias son las palabras de un tal José Repiso, director general de Cuidados Sociosanitarios, que nunca olvidarán en este pueblo y en toda Andalucía: "el alcalde no está ayudando mucho". Increíble.

Espero que el primer edil saque a la luz las llamadas concretas, las comunicaciones concretas, de ese desbarajuste de coordinación que ha ocurrido en su pueblo. ¿O no hay responsabilidades tampoco en las formas de cómo se actúa? ¿no es la Juna de Andalucía la responsable de los centros de mayores en esta crisis?  La Junta de Andalucía debería asumir su responsabilidad y no emponzoñar la realidad. Ha sido su desidia o falta de capacidad y coordinación lo que ha generado esta tensión tan evidente en un pequeño pueblo andaluz. Un alcalde como Rafael Aguilera es muy difícil que pierda los nervios por situaciones estúpidas y ha sido la falta de coordinación lo que ha provocado su estallido de rabia. Las llamadas y comunicaciones no avanzaban y asi sólo fue su rueda de prensa lo que le hizo pupa al poder y su querida imagen. La soledad de Alcalá del Valle es la soledad de un pueblo roto, con miedo y abandonado a su suerte durante unos largos días de confinamiento.

También la soledad de Alcalá del Valle es la soledad de los débiles. El coronavirus en todo el Estado español ha levantado la careta de un sistema fraudulento, que se enriquece con la pobreza, plagado de empresas sin alma y de gente sin escrúpulos, que hacen negocios con los mayores, como lo pueden hacen con los menores. Y de un sistema público hecho trizas por años de gobiernos neoliberales. 

Cuando esto acabe, esperemos que pronto, veremos escenas dantescas en pisos y residencias de toda España. Los mayores son los daños colateres de esta crisis/guerra que como en todas las guerras siempre pagan los mismos...O no. 

Cuando esto acabe, esperemos que pronto, quizás hayamos reconocido el grave error de quitarle al Estado la gestión de la vida en todas sus facetas. La libertad de mercado es solo la libertad de hacer negocio con la pobreza y la muerte.