Le ha faltado tiempo al consejero Jesús Aguirre (PP) para culpar a administraciones regidas por los socialistas de las cosas que hayan podido hacerse mal o al menos no mejor de lo que se han hecho para afrontar la crisis alimentaria por listeriosis en carnes fabricadas en la empresa Magrudis de Sevilla.

Tras trasladar su pésame a las familias de las tres personas fallecidas y a las cuatro embarazadas que han abortado debido al contagio, el consejero se apresuró a disparar contra el Ayuntamiento de Sevilla, gobernado por el PSOE y responsable de la inspección alimentaria, y contra los anteriores responsables de la Junta, también socialistas, de quienes el actual Gobierno "ha heredado" unos protocolos epidemiológicos “muy mejorables”.

En los primeros compases de la esperada intervención y a lo largo de buena parte de la misma, el consejero se mostró más severo con el Ayuntamiento que con la propia empresa Magrudis SL, aunque le atribuyera obviamente a esta “la responsabilidad” de lo sucedido.

Antes de que llegara el turno de la oposición, Aguirre no solo no hizo ninguna autocrítica, sino que recalcó la rapidez y eficacia con que habría actuado la Junta, impidiendo que el porcentaje de muertes fuera tan elevado como el habido en contagios similares sucedidos en Dinamarca, Estados Unidos o Sudáfrica.

A día de hoy, dio el consejero, hay 197 casos de afectados, “exactamente los mismos que ayer”, reclacó aunque sin mencionar la noticia luctuosa del día: que dos mujeres en avanzado estado de gestación habían abortado por el brote de listeria.