Lunes pasado por la mañana en Málaga. Comienza la XXV cumbre bilateral entre los Gobiernos de España y Francia. Una parada militar de la Legión a las puertas del Ayuntamiento malagueño da la bienvenida al presidente de Gobierno de España, Mariano Rajoy y al de la República francesa, François Hollande. Ambos mandatorios pasan revista a la escuadra de gastadores y la banda de música del IV Tercio Alejandro Farnesio de La Legión con sede en la bella localidad serrana  de Ronda.

No es la primera vez que Rajoy contempla el desfile de legionarios. Siempre, junto a los desfiles de esta fuerza militar creada en 1.920, un elemento tan tradicional como cuestionado destacaba. Un símbolo vilipendiado por animalistas y querido por otros: La cabra de la Legión. Muchos malagueños que ven año a año en semana santa el paso legionario junto al carnero, esperaban de nuevo verlo junto al presidente español y el galo. 

"Buscando desesperadamente a Miura"

Algo ocurrió y la cabra “Miura” -que así se llama la mascota- no desfiló. ¿Pasó de Rajoy? ¿Se habría negado a posar junto a un socialista francés en horas bajas? Algunos de los asistentes malagueños si percibieron la notable ausencia y se preguntaban por el paradero del animal. Si Rajoy echó en falta la no presencia del popular animal, se desconoce. Posiblemente si algún periodista le hubiera preguntado hubiera contestado “No me consta indisciplina alguna del bicho” o “Sé fuerte, Miura” o como suele hacer ante preguntas incómodas, la respuesta hubiera sido “no sé nada de ese mamífero-rumiante- ovino por el que usted me pregunta” o una adaptación de su pieza antológica de retórica: "Es el vecino el que elige el alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos que vean la cabra". También podría haber sido una ausencia deliberada para no enfadar a Donald Trump. Rubito, gordito y con gorrito el animal (el carnero, digo), la imagen podría haberse tomado a alegoría malévola.[[{"fid":"59525","view_mode":"default","fields":{},"type":"media","attributes":{"style":"font-size: 1em;","class":"img-responsive media-element file-default"}}]]

El run run del paradero de la cabra
Algún periodista curioso y avezado, émulo de Paco Lobatón y su “Quién sabe dónde”, comenzó a hacer indagaciones. Junto a otros en modo “Buscando desesperadamente a Miura”, lograron hallar una respuesta inicial que a la postre resultó ser una especie de posverdad. Desde el Tercio legionario de Ronda explicaron que “No en todos los desfiles participa la mascota”.

La cabra falleció dias antes de la Cumbre
Más tarde las investigaciones más profundas conocieron la triste verdad. Y es que el carnero de la X Bandera 'Millán Astray', había fallecido tan solo unos días antes de una enfermedad. Fue la nota negativa de la Cumbre hispano-francesa. A pesar de la oposicón animalista de los no partidarios de adoptar mascotas para el ejército y recluirlas en un cuartel para exposición pública en desfiles, la cabra legionaria es una animal querido y que goza de simpatía popular. La fallecida, Miura', era una cabra ganadora reconocida con el primer premio de mascotas de la Escuadra de Gastadores, en Almería. Miura debutó en el desfile del último 12 de octubre en Madrid. Lo hizo portando un manto bordado con el emblema de su unidad y el gorrillo legionario entre sus cuernos. Ya ha sido relevada por otro carnero en Ronda.

Pepe murió
Antes había fallecido su antecesor, "Pepe". Este, tras su muerte, fue incinerado en un tanatorio de mascotas de Cádiz envuelto en una bandera de España. La mascota nacida en Aragón fue adoptada por un grupo de legionarios que aunque la bautizaron con el nombre de Pepe, lo cierto es que era una hembra. Fue la cabra más veterana del cuerpo con una década de servicio.

Las mascotas de La Legión: loros, gacelas y hasta un oso
El origen de las mascotas animales en la Legión ancla su origen en los tiempos en que los soldados se hacían acompañar de ganado para garantizarse el suministro de alimentos de primera necesidad como leche y carne. Ocurría que los soldados se encariñaban con los animales y los indultaban indultado pasando a ser un integrante más de la tropa. No siempre fueron carneros o cabras. Como fuerzas expedicionarias y coloniales en ocasiones adoptaban animales de las zonas. Así la Legión tuvo monos en Ceuta, gacelas en el Sahara, loros, jabalíes e incluso un oso.