'En el punto de mira. La Forja de un juez a contracorriente (Planeta) es el título del libro autobiográfico de Baltasar Garzón sobre su paso por la Audiencia Nacional. Durante los casi 24 años que ha pasado al frente del Juzgado de Instrucción número 5 se ha ocupado de numerosos casos de narcotráfico, terrorismo, corrupción política, derechos humanos y jurisdicción universal. Pero los más mediáticos, sin duda, han sido su investigación sobre la guerra sucia de los GAL, que puso contra las cuerdas al Gobierno socialista de Felipe González y, más reciente, la instrucción del caso Gürtel que, paradójicamente, acabó con su carrera judicial.

Baltasar Garzón fue el primer instructor del caso Gürtel y el magistrado que ha sentado las bases para sentar en el banquillo al propio PP y a Ana Mato, entre otros, por beneficiarse de esta trama de corrupción política. Durante la presentación de su libro en Madrid ha lamentado que el presidente del Gobierno en funciones no se haya presentado “voluntario” para declarar en este juicio y despejar cualquier tipo de duda sobre su responsabilidad en este caso. 

Sin embargo, la actitud del PP ha sido bien distinta y empeñada, desde el principio en obstruir la labor de la justicia. Puso como ejemplo su último intento de provocar la nulidad del proceso alegando que no se han respetado las garantías necesarias, cuando ha sido justamente todo lo contrario. "No se está celebrando el juicio por el PP, sino porque la justicia tiene mucha fuerza y espero que con la cantidad de jueces y salas que han intervenido, esto siga hasta el final", enfatizó.

Banalización de la corrupción

"Vivimos en un mar de corrupción", comentó para explicar que en nuestro país se ha "banalizado sistemáticamente", "Los partidos afectados ganan votos y hay una responsabilidad política que en España no se exige", añadió. 

¿En el punto de mira de quién?

Durante su paso por la Audiencia Nacional se ha ganado “incontables” enemigos. No a consecuencia del caso Gürtel que provocó una “actuación concatenada” para acabar judicialmente con él, impulsada por el propio PP con la colaboración de algunos medios de comunicación y responsables políticos y judiciales.

Los narcotraficantes bromeaban con la leyenda de las cajetillas de tabaco reconvertida en “esto es mejor para la salud de Baltasar Garzón”. “Acabaré contigo”, juró un GRAPO al que había llevado a la cárcel o “no se me va a olvidar tu cara”, amenazó otro conocido criminal internacional. Según Garzón, todo esto va en el cargo y volvería a hacer lo mismo.

Ha recibido en total 54 querellas por su actividad en la Audiencia Nacional y sólo una prosperó, la de las escuchas Gürtel, un procedimiento que estuvo desde el principio, encaminado a condenarle. “En mi caso no ha habido doble instancia, se me juzgó sin posibilidad de recurso ni siquiera ante el Tribunal Constitucional”, lamentó. Su lucha para evitar que el Tribunal Supremo juzgue en única instancia, sin embargo, continúa ante el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Situación de la Justicia

Sobre la situación de la Justicia en España confía en líneas generales en las personas que la administran. Prueba de ello es que se ha conseguido sentar en el banquillo a los presuntos responsables de la trama de corrupción orquestada por Francisco Correa y altos cargos del PP, pese a que “el Gobierno ha hecho todo lo posible para que no prosperara”.

Sí fue muy crítico con el Poder Judicial porque no están los mejores. "El poder judicial se tiene que reivindicar a sí mismo", argumentó. No le preocupa tanto que los miembros del Poder Judicial sean elegidos por el poder político como que sean realmente los mejores. “Y no lo son”, lamentó. En su opinión, debería cambiarse la investigación penal y que estuviera en manos de un fiscal independiente del poder político. Los jueces deberían, en este caso, asumir simplemente el control de las garantías.

Garzón no teme a las posibles “represalias” por haber escrito un libro como éste. “Yo opino, argumenta. De la opinión sólo paso a la afirmación porque hay elementos que así lo permiten”, comenta y añade: “Si las hubiera, ya me defendería”.