José Antonio Alonso era reservado, discreto y valoraba mucho ambas cualidades. Dejó la política cuando su amigo José Luis Rodríguez Zapatero salió de La Moncloa, pero siempre mantuvieron el contacto. Zapatero era de las poquísimas personas, más allá de la familia del ex ministro, que sabía de su enfermedad. Estaba puntualmente informado, pero el fallecimiento de su amigo desde la infancia le sorprendió regresando de República Dominicana. El ex presidente aterrizó esta madrugada en Madrid, profundamente triste y afectado.

Conmoción en el PSOE

Ex ministro de Defensa, de Interior y ex portavoz del Grupo Parlamentario, se fue de la política como llegó: con discreción, una profunda lealtad y respeto al Partido Socialista. Educado y respetuoso, José Antonio Alonso ha sido uno de los poquísimos políticos de este país de los que todo el mundo hablaba bien. Jamás intervino en conspiraciones políticas, jamás puso una zancadilla, jamás hizo una faena. Salió de la política como llegó, con discreción se incorporó a su plaza de juez en Plaza Castilla.

Nunca utilizó su paso por los Ministerios más importantes del Estado para atraer el foco mediático. Junto a la discreción, la honradez y la honestidad -con mayúsculas y en el más amplio sentido de la palabra- eran sus otras características. Era un patriota de los que consideran que ser patriota es tener un profundo sentido de Estado por encima de consideraciones ideológicas.

Esta mañana sus antiguos compañeros de Gobierno, del Grupo Parlamentario, se han despertado conmocionados. La inmensa mayoría ni siquiera sabían de su enfermedad y a Toño Alonso se le tenía cariño sincero.