Eran mujeres corrientes, en un mundo corriente, con una familia corriente y las corrientes necesidades de salir adelante del mejor modo posible que las circunstancias permitieran. Y de la noche a la mañana la vida dio un vuelco, les desaparecieron al hijo y cuando lo encontraron, asesinado supieron que en su país pasaban cosas horribles. Pasaron de la vida corriente al horror. Ocurrió en Soacha, Colombia.  Pero no se resignaron. Dieron en contar al mundo lo ocurrido. A través del teatro. Hoy las madres de Soacha  recorren todos los países en que las invitan a narrar sobre el escenario su historia con su obra Antígona, tribunal de mujeres.

Este miércoles acudieron a la Fundación Internacional Baltasar Garzón y junto a su presidente, el juez Garzón contaron lo sucedido y con una generosidad increíble, clamaron por la paz. Son historias bien duras.

En la fosa común de Callao

 Como la de María Ubilerma Sanabria. Su hijo de 16 años no llegó aquella tarde a ver los dibujos de la tele, como hacía siempre. A ella la policía no la permitió denunciar hasta veinte días después, pues los chicos ya se sabe, trasteando con la novia o los amigos. No dejó de buscar.  A los ocho meses supo que bien lejos, en Callao, habían encontrado 16 cuerpos de jóvenes en una fosa común. Y ahí estaba el chiquito.  Con trece tiros asesinado. Le contaron que era guerrillero y que el ejército le había tenido que abatir. No, decía María, si salió de casa hoy y no era guerrillero ¿Cómo al día siguiente le matan por guerrillero? ¿Cómo se hizo guerrillero en 24 horas?

Lo mismo se preguntaba Luz Marina Bernal,  cuyo hijo nació con un problema de minusvalía física y psíquica. Tenía 26 años y una edad mental de 8, la pierna y un brazo inutilizados. Aun así, tras la desaparición y los largos meses hasta que la avisaron de que estaba en la fosa de Callao, el forense le dio la noticia de que su hijo, a las 48 horas de desaparecer había sido abatido a tantos kilómetros de su casa ya que era el comandante en jefe de una importante banda de narcotraficantes. “¿Mi hijo?” “¿En dos días?” María mostraba aparte iguales  perplejidad e informes clínicos. “Imposible”.

Los falsos positivos

Los chicos eran lo que se dio en llamar en el conflicto colombiano que ha durado 52 años, “falsos positivos”. Como relató Baltasar Garzón, aquellos jóvenes de familias muy pobres que difícilmente iban a reclamarlos  eran asesinados y tras la muerte,  les vestían de uniforme y les hacían pasar por guerrilleros muertos.”

“Era porque Estados Unidos subvencionaba al Gobierno para que hiciera frente a la guerrilla y al narco, y en el ejército se premiaba el número de muertos”. Todo para justificar unos objetivos macabros. Así lo contó Carlos Satizabal, el director teatral de la obra que llevan de gira las madres de Soacha en un recorrido internacional para contar lo que ocurrió.

De ese modo, una serie de madres y de víctimas de otros apartados de ese largo conflicto se unieron para hacer algo, y resultó que se subieron al escenario e intentaron pergeñar un guion sobre lo que había sucedido basado en el dolor y en los recuerdos. “Cada una llevaba un objeto de su familiar, o de ellas mismas y sobre ese objeto íbamos dando forma a la obra”, dice el director.

Las Antígonas de Soacha

Antígonas. Tribunal de Mujeres se ha representado en América Latina, en Estados Unidos, en Canadá y en Europa. Comienza cuando nueve mujeres llegan a un tribunal imaginario. Restituirlas poéticamente en la memoria colectiva es esencial para conocer la verdad, detener la guerra y su espiral de odio vengativo, prevenir en el futuro la repetición de esos crímenes y construir la paz. Las nueve mujeres explican quiénes son sus familiares o compañeros desaparecidos o asesinados a través de una foto, una camisa, un juguete, una biblia...

El discurso de las madres de Sochoa pasa por construir la paz.  Luz Marina lo ha hecho desde el escenario y en la Habana, donde intervino en las conversaciones que llevarían finalmente a los acuerdos entre Gobierno y FARC. El plebiscito las encontró en Canadá  y fueron a la embajada a animar a sus paisanos allí residentes a  votar por el sí. El resultado negativo las entristece pero no piensan darse por vencidas.

En la obra, como en su vida reclaman justicia y la restitución del buen nombre de sus hijos. Trabajan por  que permanezcan poéticamente en la memoria colectiva porque piensan que es esencial para conocer la verdad, detener la guerra y su espiral de odio vengativo, prevenir en el futuro la repetición de esos crímenes. Y construir la paz. “La generosidad de las víctimas es impresionante”, resumió Baltasar Garzón.

Teatro y debate sobre el conflicto colombiano. Para los interesados en el teatro y el debate sobre el conflicto colombiano el lunes 7 de noviembre a las 18:30 en RESAD (Real Escuela Superior De Arte Dramático) (Avda. de Nazaret, 2) tendrá lugar la representación de Mariela Navas monólogo dramático sobre el conflicto de Colombia a cargo de Claudia Tobo actriz y directora colombiana. Al debate asistirán víctimas del conflicto, actores colombianos en España, asociaciones con sede en Madrid, y representantes de FIBGAR. Será en la sala "A" de la escuela.