En el PSOE andaluz no ha sorprendido el buen resultado de la encuesta del CIS correspondiente a julio: calculaban que tras la carnicería de las primarias, el partido subiría en intención de voto, empezaría a dejar atrás a Podemos y se iría aproximando al PP.

Ciertamente, eso es lo que ha ocurrido, pero, en contra de lo que imaginaban los socialistas del sur, ha ocurrido sin Susana Díaz al frente de la nave de Ferraz. Quien ha rentabilizado aquellos buenos presagios hoy confirmados ha sido Pedro Sánchez. ¿Habría dicho lo mismo el CIS si las primarias las hubiera ganado Susana Díaz? En el PSOE andaluz están, naturalmente, convencidos de que sí ya que en política el que no se consuela es porque no quiere,  pero lo cierto es que es imposible saberlo.

Andalucía y España

Los buenos datos del CIS demuestran, en todo caso, que el PSOE no debería a volver hacer jamás unas primarias como las que han enfrentado a Díaz y Sánchez. ¿Sube el PSOE en la encuesta por los méritos del vencedor de la guerra civil o porque ya no hay guerra civil? También es difícil saberlo, y además da lo mismo.

Lo importante para el Partido Socialista es que ha salido del hoyo del 17 por ciento en que llegó a estar hundido hace nueve meses y ronda ya el 25 por ciento, una buena marca aunque todavía muy alejada del 35 por ciento logrado por el PSOE-A en las autonómicas andaluzas del 2015. Atención a ese dato: el PSOE logra en España el 25 porque en Andalucía conserva si no el 35 de 2015 sí un holgado 30 como mínimo.

El peso de la división

En general, puede afirmarse que el PSOE empieza a recuperar en la ‘paz’ lo que había perdido en la ‘guerra’, pues eso fueron las primarias, una guerra civil que ha dejado a la organización exhausta y, lo que es peor, profundamente dividida.

El alcance y la profundidad de esa división no están siendo evaluados correctamente en la sala de máquinas de Ferraz y, en consecuencia, no se está haciendo nada para recuperar la cohesión perdida.

Avance a costa ¿de quién?

Es pronto para saber si el espectacular avance del Partido Socialista en el último trimestre es un mero ‘efecto Sánchez’- o, como pensaba en el PSOE andaluz, un mero ‘efecto vencedor’- o si se trata de una tendencia que se irá consolidando en futuros sondeos.

Es llamativo, en cualquier caso, que la subida del PSOE no sea a costa de Podemos, que no solo no baja sino que sube seis décimas: tal vez la explicación resida en que el partido de Sánchez recupera votantes abstencionistas que le había dado la espalda decepcionados por el encarnizamiento orgánico.  

Subidón engañoso

El subidón socialista tiene algo de engañoso en el sentido de que el partido viene de tan abajo que situarse rozando el 25 por ciento parece mucho más de lo que realmente es. Baste recordar que en el otoño de 2015 el propio CIS le otorgaba al PSOE, también entonces liderado por Pedro Sánchez, un 25,3 por ciento, que luego las elecciones de diciembre de ese año rebajarían a un decepcionante 22 por ciento.

La euforia con que ha sido recibido este CIS en Ferraz indica que en su análisis estarían perdiendo de vista que, al menos de momento, solo han recuperado los puntos que la guerra interna les hizo perder.

Programa, programa, programa

Recién concluida la contienda, el electorado aprecia el hecho de que hayan dejado de matarse pero en el futuro ese electorado le pedirá al partido algo más eso: le pedirá una alternativa económica creíble y distinta a la del PP, le pedirá un paquete de medidas sociales cuya financiación y sostenibilidad estén garantizadas y le pedirá un programa territorial coherente, equilibrado y, a ser posible, sin ocurrencias. Todo eso es lo que todavía no ofrece el Partido Socialista, y mientras no lo haga, el PP seguirá ganando las elecciones.

Ciertamente, en esta encuesta la izquierda suma más votos que la derecha: PSOE y Unidos Podemos logran el 45,2 por ciento mientras PP y Ciudadanos se quedan en un 43,3. ¿Se podrá mantener y aun aumentar esa ventaja cuando se celebren elecciones? Sí, siempre que los socialistas puedan ofrecer a los ciudadanos algo más que haber dejado de matarse, y ese algo más es lo de siempre: un programa económico, un programa social y un programa territorial creíbles y mejores que los del PP.