Ya había matado a su mujer, en ese momento técnicamente desaparecida, cuando asistió a la comunión de la hija que los dos habían tenido en común. El crimen y la ocultación del cadáver tuvieron lugar en la localidad sevillana de Alcolea del Río el pasado 16 de abril. El alcalde, Carlos López, se mostraba sorprendido porque el asesino confeso, Antonio G.G., fue días después, el 23 de abril, a la ceremonia religiosa y actuó "como si nada" hubiera pasado.


El presunto asesino confesó que había metido a la mujer en una maleta, que fue localizada por la Guardia Civil en un cauce seco de un arroyo del paraje "Calera El Mochilón", de Alcolea del Río.


No había denuncias previas

Según fuentes de la investigación consultadas por Efe, el hombre la asfixió con el cordón de una bota, atacándola por sorpresa cuando estaba de espaldas.
Tras colocarle varias bolsas de plástico en la cabeza, la metió en una maleta y se deshizo de ella.


El alcalde explicó a la agencia de noticias que casi dos semanas después y por la presión de los investigadores confesó.
 La pareja, con una hija en común, convivía en la localidad sevillana desde hace 10 años y no constan denuncias previas por violencia machista.

A disposición judicial

El hombre, que ayer fue dado de alta de las heridas que se produjo antes de asumir el crimen, pasará este lunes a disposición del juzgado de violencia de género número 1 de Lora del Río (Sevilla), que se hará cargo del caso.


La mujer, de 39 años y cuyo cadáver fue localizado el viernes en una maleta, murió asfixiada y tenía varias cuerdas enrolladas en el cuello y bolsas de plástico colocadas en la cabeza.
 Al parecer su pareja la atacó por sorpresa tras anunciarle que quería separarse.


El alcalde de Alcolea del Río explicó a Efe que la mujer había hecho consultas a los servicios jurídicos municipales sobre su intención de separarse y de irse a Granada junto a su hija.
Ese anuncio pudo ser el detonante del ataque mortal.