"Si me votáis, tendréis uno”, decía Alfonso Rus, expresidente de la Diputación de València y exalcalde de Xàtiva, en uno de sus mítines de campaña. Un Ferrari para lucir y del que, por nada del mundo, se separaría. Tanto es así, que estaba dispuestos a salvar su coche antes de caer en desgracia.

En abril de 2015 estalló el caso Imelsa y el grupo municipal del PP en Valencia era imputado en bloque. Por aquel entonces, Rita Barberá se salvaba. Alfonso Rus no.

Viendo como la Justicia se acercaba a su persona, el 20 de abril, se deshizo de su bien más querido, de aquel con el que fantaseaba y hacía fantasear a sus votantes. Rus traspasó su Ferrari F360 Modena, color rojo matador, a su hija y está lo vendió por algo más de 80.000 euros, según publica este lunes el diario Las Provincias.

Parece que hasta los oídos de Rus llegaron los rumores o que sintió el peso de la investigación sobre sus hombros, pues desde el traspaso del coche hasta que la trama se hizo pública sólo pasaron 11 días. Fue entonces cuando dejamos de escuchar a Rus hablando de su Ferrari para oirle contando billetes con el ya famoso: “mil, dos mil, tres mil…”

24 horas después, el PP le suspendió de militancia pese a que él siempre ha defendido su inocencia y ha mantenido que todo es culpa de la jefa, de Barberá. 

Rico y no por la política

En muchas ocasiones, hemos podido oír a Rus como reconocía ser rico antes de entrar en política. De hecho, ese coche ya era suyo antes de entrar en activo a las filas del Partido Popular.

Ahora, el Ferrari es un objeto más dentro de la relación de bienes con la que la UCO, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, investiga a los imputados en el cao Imelsa.

Curiosamente, ese vehículo es de lo poco que le quedaba. Pese a ser uno de los hombres fuertes del PP es el que menos bienes posee a su nombre, según las investigaciones de la Guardia Civil. Ya no tendría coches a su nombre, pero tampoco, pisos u otros inmuebles, fincas, terrenos, nada.