Ninguna sorpresa en la comparecencia. Lo que le sucedió anoche a Rosa Valdeón, vicepresidenta de Castilla y León por el Partido Popular, vuelve a demostrar que dar positivo en un control de alcoholemia -casi triplicando lo permitido por la ley-, después de casi provocar un accidente, no detenerse y circular a 170 km/h (algo que todavía se investiga y que ella misma ha negado tajantemente), apenas tiene consecuencias... si el involucrado es político con categoría de aforado o futbolista de un equipo de primer nivel. 

Es la conclusión a la que se puede llegar tras la comparecencia de la dirigente popular castellanoleonesa ante los medios de comunicación convocados de urgencia esta misma tarde. Valdeón ha asegurado que "no tengo nada que ocultar", si bien ha reconocido que la rueda de prensa se debía a "un error o una imprudencia". 

A la hora de justificar lo ocurrido, Valdeón lo ha achacado a la toma de ansiolíticos como consecuencia de diferentes cuestiones personales y profesionales. Ha señalado que su viaje de Madrid a Ávila se produjo con total "normalidad", al tiempo que ha indicado que se mostró "muy sorprendida" en el instante en que recibió el alto de la Guardia Civil.

No fue "consciente"

Ha argumentado con respecto a la maniobra que casi provoca el accidente de un camión, cuyo conductor ha denunciado los hechos, que no fue "consciente para nada" del mismo, y ello a pesar de que el camionero ha dicho que utilizó el claxon e hizo luces al coche que le obligó a girar bruscamente para evitar el vuelco

Rosa Valdeón, mano derecha del presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, acerca de casi triplicar la tasa que permite la normativa vigente lo ha achacado al citado medicamento y "a las dos cañas y un bocadillo" que se tomó en una parada en su regreso de la capital. Sin embargo, y aunque dijo a los agentes de la Benemérita que "estaba cansada", también ha indicado este sábado que no tuvo sensación de sueño en momento alguno.

Dimisión ¿a la vista?

En cuanto a las consecuencias políticas, después de pedir "disculpas a todos los que les haya podido suponer un problema", en referencia al conductor del camión, y reconocer que "es un día muy duro", ha afirmado que asume el error y que no dirá nada sobre una posible dimisión hasta comentar lo sucedido con el presidente de la Junta de Castilla y León. Todo parece que su salida del Ejecutivo está próxima, en especial tras asegurar que "tengo tomada una decisión pero hasta que no hable con el presidente no lo voy a decir", siempre y cuando sea aceptada por Herrera o todo se deba a una estrategia para pasar por alto otro escándalo.

Tal vez hacia esto apunta que, una vez más, el PP, así lo ha dicho nada más y nada menos que su vicesecretario de Organización y Electoral, Fernando Martínez-Maíllo, no hará nada. Como suele ser habitual en estos casos en la formación que preside Mariano Rajoy, dejar pasar el tiempo, bien para que la afectada en este caso tome una decisión, bien para que el paso de los días sirva para que el olvido se establezca, parece ser de nuevo la estrategia. 

Fernández-Maíllo ha asegurado que su partido "actuará primero conociendo los hechos, luego su valoración y explicaciones, que debe darlas y, en tercer lugar, con las actuaciones que hubo ayer, los hechos concretos y las judiciales que pudieran derivarse", o lo que es lo mismo, no harán nada desde Génova motu proprio