Los populares María Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría, Cristina Cifuentes, Pablo Casado, Alfonso Alonso y Alberto Núñez Feijóo



Como en la famosa película, un rugido ronco pero constante se percibe desde todas las esquinas de la península acercándose a La Moncloa y a Génova 13. Falta por saber el desenlace y si el ejército de hormigas dejará todo arrasado a su paso mientras el terrateniente logra salvar por los pelos su hacienda, aunque no sus plantaciones. Solo hay unanimidad en la derecha de este país -política, mediática y empresarial- de que están ante un fin de ciclo, al que el resultado electoral no ha puesto fecha cierta de defunción, pero sí ha certificado la agonía. Mariano Rajoy es el único líder que pertenece a una generación mayor, el PP el único partido que no se ha renovado, que no celebra primarias y que habiendo ganado las elecciones no consigue gobernar. Guste o no en la derecha no se habla de otra cosa que no sea la sucesión de Rajoy. ¿Cuándo será? ¿Quién? ¿Cómo?

Incertidumbre absoluta
Nadie en el PP se esperaba el resultado de las pasadas elecciones generales. Ganar con suficiente ventaja sobre el PSOE era el objetivo y se ha conseguido, pero nos e esperaban no sumar mayoría absoluta con Ciudadanos y no poder gobernar al tener el PP incapacidad para dialogar con nadie más. Después de décadas apostando al todo o nada, demonizando bipartitos y tripartitos, ahora el PP considera los bipartitos -gracias a los que gobierna las Comunidades Autónomas que conserva- como lo más democrático del mundo, y la guinda de esa transformación ha sido ver al mismísimo Rajoy pidiendo un tripartito para gobernar España, “porque es lo que se hace en la mayoría de países europeos”. Hasta la víspera electoral un tripartito era para el PP lo mismo que un cataclismo.

Con este cambio de discurso y el hecho nunca visto de un vencedor electoral rechazando la investidura para ser presidente, militantes y dirigentes del PP están sumidos en la incertidumbre absoluta. Cada día que pasa se instala el convencimiento de que lo mejor que les puede pasar es que se repitan las elecciones, pero ¿con Rajoy de candidato? ¿Repetirán resultado? Demasiadas incertidumbres y ninguna certeza.

Las mismas candidatas en todas las quinielas
Soraya Sáenz de Santamaría, Dolores de Cospedal y Cristina Cifuentes son los nombres de mujer que aparecen en todas las quinielas sucesorias y todas tienen sus pros y contras. Comenzamos por las dos número dos, Soraya y Cospedal. Ambas tienen en común que representan la era Rajoy y son muchos en el PP los que piensan que cuando el presidente del Gobierno deje el el liderazgo del partido "todos los que están con él van fuera". La vicepresidenta en funciones está bien vista en el mundo empresarial, pero no tiene apoyo dentro del partido, e incluso los barones regionales la han criticado por "prepotencia" en su manejo del Gobierno. Aunque el caso de corrupción de Acuamed le ha estallado en sus despachos, el director general detenido era quien le hacía las encuestas a Cospedal. La número dos del PP tiene más control orgánico, pero le persiguen Bárcenas, la financiación del PP en Castilla-La Mancha y una imagen tocada.

Comparten Soraya y Cospedal algo: un odio mutuo profundo. No es probable que el PP ponga su destino en manos de alguien que tiene enfrente enemigos declarados.

Cristina Cifuentes, con un perfil "muy Gallardón", esto es, moderada y moderna, ha desbancado a Soraya en las preferencias del IBEX 35. Ha sobrevivido a los ataques de Esperanza Aguirre y demuestra mano dura con la corrupción. Pero por no controlar no controla ni el PP de Madrid, en manos todavía de una rival peligrosa incluso en horas bajas, Esperanza Aguirre.

Y los mismos candidatos
Alberto Núñez Feijóo, el presidente gallego, siempre le gustó más Madrid que Santiago, es el que más se está moviendo y viaja frecuentemente a la capital para mantener contactos con periodistas que le ayudan a tener buena imagen en la prensa capitalina. Curiosamente tiene mejor imagen en Madrid que en Galicia, y eso a pesar de que las subvenciones de la Xunta a la prensa regional son escandalosas y le aseguran publirreportajes a diario. Sin embargo, con Feijóo el PP cosechó los peores resultados en unas elecciones municipales en toda la democracia (las del pasado mayo), aunque siempre se puede echar la culpa a Madrid. De Feijóo dicen sus adversarios que tiene el suelo de cristal y además agrietado: sus vacaciones con el amigo narcotraficante encarcelado, el fraude de los cursos de formación en Galicia, las ramificaciones de la Gürtel... pero nada de eso se refleja en las entrevistas a nivel nacional.

Alfonso Alonso, ministro de Sanidad en funciones, ha conseguido que su Ministerio deje de estar en el ojo del huracán tras la etapa de Ana Mato. No se ha metido ni en líos ni en charcos, pero en su contra está que se le considera "un sorayo", en palabras de varios diputados populares.

En cuanto a Pablo Casado, la esperanza joven y renovadora, no le perjudica salir de la FAES de Aznar porque ha demostrado "bregarse en defensa de la gestión de Rajoy", pero en general en su partido le ven demasiado verde y "no despierta pasiones".

Y Rajoy
El PP es un partido piramidal en el que el presidente tiene la autoridad absoluta, y si el presidente del partido es además presidente del Gobierno en funciones, mucho más. Por mucho que en el PP se respire ambiente de fin de ciclo, nada se moverá hasta que él de un paso. Hay incertidumbre, pero también "hay temor" a que pasará si Rajoy decide retirarse, porque "puede pasar de todo, desde una sucesión ordenada o una trifulca de cuidado", señala un dirigente autonómico a ELPLURAL.COM. Una vez más todo depende y pasa por Rajoy con la incógnita añadida de si se repetirán elecciones o no, algo que en Génova y en Moncloa ven cada vez más probable y hasta deseable. Si se repiten las elecciones y Rajoy repite como candidato, todo dependerá del resultado y de si el PP puede gobernar o no. Entonces, los que ansían el relevo tendrán que esperar. Una vez más.