Pablo Abejas fue una de las dos cabezas que rodaron este jueves, como consecuencia del escándalo de las tarjetas ‘black’ de Caja Madrid. La otra fue la de la presidenta de la Fundación de la Obra Social, Carmen Cafranga. El ya exdirector general de Economía de la Comunidad de Madrid, que fue consejero de la entidad entre 2003 y 2011 y expresidente de la Comisión de Control gastó 246.700 euros de su visa. En una entrevista en El Mundo se defiende encendiendo el ventilador: “Todo el mundo conocía las tarjetas, pero estamos en un teatro, además, en época preelectoral, y nadie reconoce nada, pero no es cierto. Pregunten al Banco de España o a Hacienda”.

No tenía que justificar los pagos
Abejas se ve como un cabeza de turco en una “caza de brujas” porque, según defiende, el uso de las tarjetas de crédito para directivos y consejeros estaba implantado en Caja Madrid. “Cuando llego a la caja en 2006, Enrique de la Torre me la da y me dice que es parte de mi retribución, que tengo un límite de gasto, que no puedo sacar dinero ni tener gastos inadecuados. Y me dicen que no tengo que dar una relación mensual”, explica el destituido cargo del Gobierno de González.

Un crédito inicial de 25.000 euros, que le duplicaron
Pablo Abejas admite que tenía un crédito de 25.000 euros al año y que poco tiempo después se lo duplicaron a unos 4.000 euros mensuales por presidir la Comisión de Control."Es un dinero que me dieron para gastarlo. Defiendo mi honorabilidad", afirma el exconsejero de Caja Madrid.

"Esa tarjeta existía desde 1988"
Abejas asegura que “esa tarjeta existía desde 1988, la crea Jaime Terceiro [expresidente de Caja Madrid], y pasaron desde entonces cientos de inspectores del Banco de España, auditores, directivos, presidentes… Era una práctica conocida y legal en las corporaciones del mundo entero. Parece que ganar dinero es un delito en España, pero yo ganaba más en Telefónica. En una entidad financiera uno tiene muchas responsabilidades, hasta penales. Podemos discutir si es mucho o no”.

“Al Banco de España también, lo veía en el gobierno corporativo. Yo no estoy ni encausado. Se ha organizado una jauría, pero no he hecho nada. Tengo la conciencia tranquila. Me dieron el dinero para gastarlo. No había una conspiración para robar, sino una práctica consolidada”, añade el exdirector general de Economía.