El presidente de Baleares, José Ramón Bauzá, junto a Mariano Rajoy. EFE



Durante los meses de Enero y Febrero de 2012, el Govern balear sondeó el mercado (empresas hospitalarias de sanidad y gestión de hospitales), para saber cómo veían las compañías especializadas en ese sector y, sobre todo, a qué precio, que se produjera un concurso público para la venta de los edificios hospitalarios de Inca y Manacor (con posibilidad de retorno a los 30 años), para luego concertarlos con el IB-Salut.

Contratos laborales
Todo ello manteniendo el personal, e ir cambiando las bajas o las jubilaciones por nuevos contratos laborales. Esta maniobra producía un ahorro de 13 millones/año por hospital, y un ingreso de unos 150 millones/hospital para pagar parte de los 850 millones de deuda que había dejado el anterior Govern (según las cifras de Bauzá), y así bajar la inmensa cantidad de intereses que había que pagar cada mes y, además, poder pagar a los proveedores, que cerraban por impago de la Administración contratante a razón de 30 cada semana.

Las cloacas del poder
El designado para hacer el encargo para conseguir que alguien del Govern sondeara el sector de posibles interesados en la compra, era una persona externa, que trabajaba para el Gabinete del President. No han vuelto a contar con sus servicios después de la crisis de 2012, causada por este hecho. Hizo el trabajo sucio. Se pretendía llevar con la máxima discreción, y así evitar el escándalo social y mediático. El elegido es Juan José Bestard, director general del IB Salut entonces, por conocer de sus buenos contactos a nivel nacional, y por los múltiples cargos de responsabilidad en la sanidad pública española desempeñados en Madrid con anterioridad. Bestard habla con el director de Asisa de Baleares como primer contacto y paso previo al encuentro definitivo que sería en la capital, ya con los máximos responsables del grupo.

Casualidades
Curiosamente, poco antes, y gobernando Matas, el director de la compañía de seguros médicos Asisa, Francisco Ivorra, aseguraba en Mallorca que, Baleares es un "objetivo estratégico prioritario" y se declaró dispuesto a hacer "fuertes inversiones" en las islas para implantar la "sanidad concertada" a través de acuerdos con el Govern para gestionar centros hospitalarios públicos "si se presenta la oportunidad". Ivorra hizo estas declaraciones en la presentación a los medios de comunicación de la XXX Asamblea General de socios que se celebró en el Hotel Gran Meliá Victoria de Palma.

Situación de “guerra”
Era una situación de “guerra”. La contestación de las empresas sondeadas fue unánime. Les interesaba. Estaba hecho. Pero, toda la operación se hizo a espaldas de la entonces consellera de Sanitat Carmen Castro, nombrada por Bauzá por tener que cumplir la promesa electoral con el cupo de Ibiza, y no por el conocimiento específico sobre gestión sanitaria de la después dimitida. Cuando la Consejera Castro fue consciente de las reuniones mantenidas, se opuso radicalmente y pidió que, antes de ese movimiento, se sacara un concurso de 22 millones de euros para mobiliario y equipos del nuevo hospital de Ibiza. Su plaza. Dijo que nadie en el Govern le había encargado nada a su director general Juan José Bestard, y que éste lo había hecho por propia iniciativa, y a sus espaldas.

Gasto absurdo y dimisión
Todos en la Consellería se negaron a convocar el concurso de los 22 millones de Castro, por ser innecesario, (el hospital de Son Dureta acababa de cerrar y contaba con lo que solicitaba la Consellera), y por falta de presupuesto. No era lógico estar vendiendo hospitales, y gastarse 22 millones en muebles a la vez. Esta situación ocasionó que Bestard le escribiera a su Consellera una carta abrasiva, y que a la semana le “invitaran” a salir del Gobierno. Su trabajo estaba hecho. Había compradores interesados.

Sorpresa de Bauzá
Pero el Govern no contaba con la fuerza de Carmen Castro y “sus” 22 millones. Uno de los grandes pesos pesados del PP balear, Gabriel Cañellas, es su padrino político, y consigue aplazar la venta de los hospitales “sine die”. El 5 de julio de 2012, Castro presenta su dimisión irrevocable ante al president Bauzá, que la acepta encantado. Hace cuatro meses, sabiéndolo o no el actual conseller de Sanidad balear Martí Sansaloni, el Govern ha reiniciado conversaciones en el punto que las dejó Juan José Bestard. Si gana en 2015, Bauzá venderá los hospitales de Inca y Manacor y, probablemente, el hospital de referencia de Menorca, Mateu Orfila.