Concentración contra la privatización



Nadie entendió la primera decisión de María Dolores Cospedal al acceder a la Presidencia de Castilla-La Mancha de paralizar las obras del nuevo hospital de Toledo iniciadas por el anterior presidente socialista, José María Barreda, quien había logrado un crédito de 422 millones, la mayor parte de ellos del Banco Europeo de Inversiones. Incompresiblemente Cospedal rescindió los contratos con las empresas que ejecutaban el proyecto, que consiguieron indemnizaciones millonarias u otras compensaciones, y rompió el acuerdo con la entidad crediticia europea. Tres años después las cosas están más claras, al menos para CC OO, quien ha denunciado que la empresa concesionaria encargada de reiniciar las obras del hospital universitario obtendrá un negocio de 2.046 millones de euros.

Aportando solo 73 millones de euros…
Negocio redondo ya que la empresa concesionaria solo tendrá que aportar 73 millones de euros. A cambio, según el sindicato, además de un beneficio del 19 por ciento en la ejecución de la obra, se habrá de conceder a la empresa en cuestión la gestión y explotación durante 30 años de una larga serie de servicios no sanitarios del futuro hospital y del resto de los hospitales de la capital toledana. Y es que los “hombres de negro” de Cospedal, tras numerosos anuncios en falso, han negociado de nuevo con el BEI un crédito (al 6,5% de interés) que no cubre por completo las necesidades de la construcción, que ascienden a 366 millones de euros, y poder dar cabida así (un 30%) a la empresa privada en un intento de convencer a la opinión pública de los beneficios de lo que el PP llama “fórmula de colaboración público-privada”, modelo que forman parte del “Programa Nacional de Reformas” de Mariano Rajoy y que, a juicio de CC OO, incluye “medidas para aumentar la eficiencia del gasto en Sanidad en la línea del informe de la CEOE-CEPYME”.

…Y mimando a los accionistas
No nos equivoquemos. Según los propios documentos del Gobierno de Cospedal con esta “colaboración pública-privada” se trata ante todo de garantizar “la retribución de los accionistas de la sociedad concesionaria”. Así al menos queda reflejado en el Estudio Económico-Financiero donde queda claro que el Ejecutivo del PP tendrá que pagar “cada año desde 2015 hasta 2040 una media de 72 millones de euros a la mencionada empresa, de los que unos 16 corresponden al canon fijo anual para pagar los costes de la obra y de equipamiento; y el resto a un canon variable (54 millones en 2015, 85 millones en 2024) para costear a la empresa la gestión de los servicios no sanitarios”, dicen desde el mismo sindicato. Servicios no sanitarios que abarcan, desde la limpieza y lavandería, a la alimentación de los pacientes, además de hacerse cargo de celadores y auxiliares administrativos y de la explotación de todas las máquinas expendedoras de todos los hospitales toledanos. Negocio redondo.

Trabajadores sanitarios y ciudadanos se manifiestan contra la privatización



Llamamiento a la huelga hospitalaria
Por todo esto, y constado que lo que realmente pretende Cospedal es un cambio de modelo de gestión de lo público a lo privado, los sindicatos hacen un llamamiento a los trabajadores de los hospitales públicos de Toledo (cuatro) para secundar la huelga que tendrá lugar este lunes y que el Gobierno de la también secretaria general del PP “pretende boicotear”, según CC OO, abriendo servicios que están cerrados o decretando servicios mínimos que afectan al cien por cien de la plantilla.

Page: “No nos van a engañar”
De ahí también el enfado mayúsculo del líder de los socialistas castellano-manchegos y alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, que en la tarde del domingo advertía a Cospedal desde la localidad albaceteña de Elche de la Sierra, que: “No nos van a engañar”, añadía, “nos vamos a oponer, incluso si es necesario yendo a los tribunales, en contra de este intento de privatización”. García-Page sostenía que “si hay algo de lo que arrepentirse en estos tres años (de Gobierno de Cospedal), es de lo rápido que están desmantelando la Sanidad pública”, para finalmente asegurar que “aún con contradicciones en su propio discurso, es muy evidente que algunos siguen persiguiendo convertir la Sanidad en un negocio”.