Mientras buena parte de la 'caverna' ha decretado la muerte del PSOE entre sus filas algunos siguen gritando mostrando su preocupación por la posibilidad de que los socialistas se recuperen con nuevos rostros. Pero más allá de la crítica chabacana habitual que se gastan en los medios de la órbita del PP los niveles de degradación a los que son capaces de llegar no pueden dejar de sorprender. Desde las cenizas del grupo Intereconomía, concretamente en lagaceta.es, Eurico Campano arremete contra Eduardo Madina asegurando que siente "miedo" cuando ve sus ojos porque ve "rencor, odio de clase, visceralidad contra la derecha... contra todo lo que probablemente representen sus demonios familiares".

Odio al socialismo
El esbirro de Julio Ariza ve en Madina un "laboratorio de lo que una ideología totalitaria como es el socialismo puede hacer con las personas", alerta de que puede convertirse "en Zapatero II" si Susana Díaz no lo remedia y le presenta como "'nueva izquierda', desenfadada, descerebrada y con escasa cultura política y menor aún conocimiento de la historia", saco en el que también mete a Beatriz Talegón, a los que compara con Largo Caballero. En tono guerracivilista habla del "PSOE de 1934, el mismo que dio un golpe de Estado en Asturias".

Este articulista de Intereconomía que asegura ver odio en Madina demuestra unos niveles de inquina que realmente sí resultan inquietantes: "Si ETA no le hubiera volado una pierna, es posible que Eduardo, a sus 44 años, siguiera siendo un gris militantes -no ya de las juventudes socialistas del País Vasco- pero sí del PSE y hubiera alcanzado algún carguillo -éste es otro que se saltó la fase universitaria- en una diputación foral o en algún ayuntamiento vasco. Pero -aunque yo me resista a creerlo- parece que la vida se empeña en demostrarnos que es puro azar".

Advertencias veladas
La conclusión del texto no es menos preocupante por su tono guerracivilista en una exposición que curiosamente pasa por alto el auténtico origen de aquel conflicto: "Como la historia de España demuestra, cada vez que el PSOE se ha radicalizado, ha acabado ocurriendo una desgracia. Desgracias que, como entre 1936 y 1939, dejaron trescientos mil cadáveres (lo del millón era sólo cosa de Gironella)". Tras dejar caer la amenaza, anuncia la llegada de un "Frente Popular" a España. Blanco y en botella, aunque él dice que se iría a Noruega en tal caso.