Es cierto que el actual Gobierno del PP heredó una situación económica muy difícil, pero igual de cierto es que sus decisiones – y sus no decisiones- han empeorado la situación día a día hasta llevar al país a un callejón sin salida. Todos los corresponsales españoles acreditados en Bruselas escuchan estos días a técnicos y diplomáticos de primer nivel la misma frase: España ya no tiene crédito financiero, pero también ha perdido el político.

Consecuencias implacables
Los gobiernos conservadores europeos, mayoría cuando en España se celebraron las elecciones generales, pensaron que  las grandes promesas electorales del PP como no subir impuestos, subir las pensiones, no tocar las prestaciones sociales y recuperar la desgravación fiscal por vivienda, eran fuego de artificio. Y lo son ocho meses después, el PP ha incumplido todo su programa electoral. Le han tenido que obligar porque los conservadores alemanes o austríacos no están dispuestos a que sus correligionarios españoles se opongan a la jubilación a los 67 años cuando en Alemania esa norma rige desde hace tiempo.

La desbordante mayoría absoluta del PP y su gobierno en casi todas las Comunidades Autónomas, hicieron pensar a los gobiernos europeos que Rajoy disponía de un colchón político inmejorable para coger el toro por los cuernos. No lo hizo. Tardó en tomar decisiones, muchas las tuvo que corregir por exigencia de Bruselas y el espectáculo de descoordinación cuando no enfrentamiento, entre los ministros de Hacienda y Economía irrita en la Unión Europea y en el Banco Central Europeo. El pasado mes de junio Berlín decidió que no daba más tiempo a Rajoy, ya no tiene crédito político. No confían ni en él ni en su Gobierno. Rajoy se verá obligado a pedir el rescate total de España en semanas.

“Orgullo” español
El día que Mariano Rajoy en Bruselas, en rueda de prensa, y sin haberlo negociado con nadie, hizo un ejercicio de “soberanía nacional” y anunció que no cumpliría el objetivo de déficit para este año, comenzó el principio de la intervención. En Europa todas las declaraciones públicas sobre dirigentes y gobiernos son positivas y respetuosas, otra cosa es lo que ocurre a puerta cerrada, y Mariano Rajoy va de bronca en bronca. Un país que pide dinero no puede permitirse ni la prepotencia ni la arrogancia. Eran los días en los que Cristóbal Montoro afirmaba públicamente que “España es demasiado grande para caer” porque su caída acabaría con el euro. Por cierto, en aquellos días también algún destacadísimo ex dirigente socialista decía lo mismo. También era una frase que empleaban destacados economistas. No dejaba de ser un eslogan vacio en una época en la que se rompen todos los clichés.

De tropiezo en tropiezo
Después de anunciar unilateralmente que no cumpliría el déficit, Rajoy tomó una serie de decisiones que ha llevado a la prima de riesgo a estar prácticamente en el doble del nivel más alto alcanzado en la era Zapatero, Presidente que se inmoló en mayo de 2.010 pero que evitó el rescate de España. Rajoy tomó una senda que nos ha llevado a él:

1.- Negarse a subir el IVA y subir el IRPF. Duramente criticado en Bruselas

2.- Negarse a presentar unos presupuestos antes de las elecciones andaluzas. Cuando lo hizo resultaron absolutamente increíbles. La prima de riesgo superó los 400 puntos y se aprueba un recorte de urgencia de 10.000 millones en educación y sanidad. Demasiado tarde, Bruselas quería unos Presupuestos totalmente nuevos.

3.- Nacionalización de Bankia. El Gobierno lo hizo desastrosamente desde el punto de vista político, pero sobre todo económico. Nunca un Presidente del BCE había criticado públicamente a un Gobierno. Lo de Bankia fue un espectáculo de tal calibre (el ministro Guindos dio 3 cifras distintas  sobre la quiebra en 4 días), que Mario Draghi dijo que la nacionalización de Bankia se había hecho “de la peor manera posible”. Definitivamente fue el principio del fin. El Gobierno de Rajoy expuso a todo el mundo que el sistema financiero español estaba quebrado.

4.- Resistirse a pedir el rescate financiero. Merkel tuvo que obligar a Rajoy a hacerlo en el famoso viaje en barco (el “barco del amor”) por Chicago durante la cumbre del G-20. Una vez que se pide, el Gobierno se niega a reconocer que es un rescate, niega que tenga condiciones y Rajoy pronuncia la famosa frase: “he sido yo el que ha presionado a Europa”. En algunas cancillerías extranjeras se pensó que el Gobierno de España había perdido el control.

6.- Olvidarse de que el BCE, al menos formalmente, es independiente. El Banco central Europeo jamás reconoce, aunque lo haga, la compra de deuda de países europeos. No es su función.  Es una ofensa absoluta que dirigentes políticos le digan lo que tienen que hacer. La exigencia pública de Rajoy y sus ministros al BCE para que compre deuda española ha irritado sobremanera. Un país quebrado no está en condiciones de “exigir” nada. En el último Consejo Europeo Rajoy se llevó un rapapolvo de los que hacen época de la mayoría de primeros ministros por pasarse el día exigiendo  al BCE que interviniera. Hoy mismo el ministro de economía alemán, Philipp Rösler, ha dicho que “la independencia de nuestro BCE no se toca”.

7.- El empecinamiento del Gobierno de España en afirmar que no había condiciones al rescate bancario provocó problemas a los gobiernos de Alemania, Austria, Holanda y Finlandia con sus votantes. Estos países se hartan: ya que nos van a prestar dinero, al menos piden que el Gobierno sea prudente en sus declaraciones y no les ocasione problemas.

8.- Montoro y Valencia, la puntilla final. El ministro de Hacienda ha pasado en dos meses del blanco al negro: de negar rotundamente que España fuera a pedir ningún tipo de ayuda –como Rajoy-  a pasarse una semana en el Parlamento afirmando que “no hay dinero ni para pagar las nóminas”. Las declaraciones de Montoro reconociendo que España está quebrada dispararon la prima de riesgo por encima de los 500 puntos básicos. Nunca unas declaraciones de un ministro le habían salido tan caras a un país. Y el viernes pasado Valencia pide el rescate que, una vez más, niegan oficialmente Montoro y el Presidente valenciano.  PP y PP. Un ministro del PP y una Comunidad “pata negra” del PP. En Valencia ¿De quién es la herencia recibida?.

El ministro de Economía, Luis De Guindos, viaja mañana a Berlín para entrevistarse con el todopoderoso ministro alemán de finanzas. También se reunión con él una semana antes de que el Gobierno pidiera formalmente el rescate financiero. De Guindos va a pedir auxilio para evitar la humillación que supone par aun país ir al rescate total como Gracia, Portugal e Irlanda. Y el ministro alemán le dirá que el auxilio es el rescate.