La visión económica neoliberal es compleja, pero a la par muy simple. Los padrinos de ese sistema pretenden mercantilizar la existencia entera sin que osemos rechistar, intentando tapar una a una sus espantosas miserias y convencernos de que su solución es la única posible. La palabra rescate significa que a una persona o cosa, que está bajo el dominio de otra, alguien la libera con dinero o con la fuerza.

¿Quiénes son los rescatados? Dicen que España necesita ser rescatada, pues tiene una deuda y una quiebra de sus bancos con el exterior (bancos alemanes y franceses, Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional….) que asciende a más de 120.000 millones de euros. Pero decir que España debe ser rescatada es decir vaguedades, nada. La deuda acumulada y la quiebra de los bancos no son fruto del azar ni han tenido que ver con la mayoría de los españoles. Tras el manejo y evaporación de esos 120.0000 millones se esconden nombres y apellidos, siglas y responsabilidades de banqueros, financieros, empresarios, constructores, gestores públicos, relevantes personalidades de instituciones oficiales, políticos, etc.

No fue la población sino los bancos los que desde el 2000 al 2007 multiplicaron el crédito total destinado a la actividad inmobiliaria por nueve, algo así como 300.000 millones de euros. Siguieron aumentando artificialmente con sus tasadores los bienes sobre los que iban a dar créditos. Los políticos les crearon las condiciones para crear una burbuja inmobiliaria sin precedentes y a los inspectores del propio banco se les prohibió indagar y hacer públicas sus denuncias acerca del endeudamiento peligroso que se estaba produciendo.

Tengo a la vista imagen y lista de 16 empleados, pertenecientes a nueve entidades bancarias distintas, cuyas indemnizaciones asignadas suman la cantidad de 113 millones de euros.

Otra lista recoge a lo largo de toda ESPAÑA 306 casos. Entre ellos algunos muy escandalosos de particulares (Gürtel, Fabra, Palau, Marea, Pretoria…) y muchos otros, los más, de alcaldes, ayuntamientos, expertos, empresarios, políticos.

En nuestra democracia, senadores y diputados perciben sueldos de 3.996 euros mensuales, frente a 624 euros, salario mínimo de un trabajador; tienen un plan de pensión vitalicia sin razón que la justifique. Les basta cotizar siete años para percibir una jubilación frente a los 35-40 años del ciudadano normal. Están exentos de tributar un tercio de su sueldo del IRPF. Y son ellos, quienes al inicio de la legislatura, se suben sus retribuciones en el porcentaje que les apetece.

Son centenares y miles los alcaldes y secretarios de nuestros pueblos y ciudades que perciben sueldos muchas veces escandalosos e injustos, precisamente porque no existen normas que los regulen. Un ejemplo: en Ondarribia (16.000 habitantes), seis personas -alcalde, teniente alcalde, secretaria, responsable de prensa, consejero jurídico del alcalde, jefe de policía municipal - cobran al año 315.787 euros , a un promedio de 45.112 euros. En el Consejo General del Poder Judicial, el presidente percibe anualmente 130. 000 euros; y los vocales (20) 112.00 euros. Y han fijado el presupuesto de gastos (protocolos y viajes) para este año 2012, en setenta y dos millones de euros, es decir, unos 3, 60 millones para cada uno.

El 72% del fraude fiscal proviene de algunas empresas que facturan más de 150 millones de euros al año, y de la banca con algunas honrosas excepciones. Ahorraríamos noventa mil millones de euros. Se han hecho obras espectaculares, sin demostrada necesidad y rentabilidad, como por ejemplo diez aeropuertos por un coste de 1.548 millones de euros y diecinueve obras de diverso tipo que han costado 4.143 millones de euros.

Se recorta de donde no se puede y no se hace de donde se puede. Se podría por ejemplo prohibir por ley que los expresidentes cobren de la empresa privada a la vez que disfrutan de su pensión vitalicia.

Por lo tanto, podemos concluir que: Los estafadores o especuladores o despilfarradores, metidos de pronto en un pozo muy hondo, del que ellos dicen no pueden salir, son todos estos y son los que piden ser rescatados. No obstante, aunque los bancos dicen estar descapitalizados, no parece que los banqueros hayan mermado sus sueldos, beneficios, indemnizaciones y pingues pensiones.

La clase política, y el Gobierno que nos representa, deben investigar qué se ha hecho con esos millones y millones de deuda, quiénes los han malversado o sustraído, declararlos rehenes y que sean ellos los que deben pagar el rescate con quienes lo han contraído. Los ciudadanos en general no son sujetos de rescate, ni se les debe obligar a pagar con reformas, recortes o impuestos un rescate que no les corresponde. “Un banco cuando tiene beneficios los reparte entre los accionistas y en sueldos millonarios de una minoría. Sin embargo, cuando tiene pérdidas, somos todos los que las pagamos. Proponemos constituir una banca pública, cuyos beneficios servirían para pagar la sanidad y educación”. (Alberto Garzón).

Los más de cien mil millones de euros a pagar por el rescate, indica hasta qué punto se ha producido irresponsabilidad y complicidad por parte de quienes, por ética, ley y por la Constitución, tienen el deber de controlar y preservar la dignidad, la justicia y el derecho de todos.

El rescate, un ataque a la democracia
Quienes entre nosotros defienden la ideología neoliberal seguirán proclamando que ella traza la dirección correcta para superar la crisis y que de ella no se van a apartar. La realidad nos está diciendo que “El rescate financiero impuesto a España por la eurocracia de la Eurozona así como por el Fondo Monetario Internacional y por el gobierno Merkel de Alemania , ha supuesto una pérdida de la soberanía española, transformando al Gobierno español en una mera correa de transmisión de las decisiones tomadas por aquellas instituciones” (Vicenç Navarro).

En resumen, y según el distinguido economista mencionado, el Gobierno del PP está procediendo sin mandato popular, pues las medidas que viene aplicando (bajar los salarios, desmantelar el Estado del bienestar…) no figuraban para nada en su programa electoral, sino más bien todo lo contrario.

Esta vez, los intereses bancarios y las entidades empresariales europeas, centradas en el capital alemán, han perpetrado un golpe de Estado con tanques y misiles económicos. Y con mayor o menos habilidad los partidos (incluso nacionalistas) no dudan en unirse a los neoconservadores para hacer pasar como un conflicto de naciones lo que es un conflicto de clases. No deja de ser llamativo que Catalunya ostente el gasto público social por habitante más bajo de la UE-15.

El rescate ha sido aprobado. Y el dinero será para la Banca, no generará empleo ni mejorará nuestro nivel de vida. “Al lado del capitalismo que con tanto cierto analizó Marx, surge un capitalismo de casino al que ya se refirió Keynes, y un capitalismo de amigos, que se reparte un botín resultado de la plusvalía extraída a los trabajadores” (Carlos Berzosa).

Esta crisis, la primera del siglo XXI, tiene como la ideología neoliberal, el fundamentalismo del mercado, la hegemonía de las finanzas y la creciente desigualdad. Hay una pérdida progresiva de los derechos de la ciudadanía, que proviene de que la soberanía popular ha quedado rehén de los mercados financieros. Ya no tiene contenido alguno la participación ciudadana en el sistema político.

Benjamín Forcano es sacerdote y teólogo de la Liberación