Aun así, es obvio que están surgiendo nuevos caminos, que la gente no se resigna, que se ha organizado, que comienza a escucharse, por primera vez en muchos años, un discurso de izquierda anticapitalista y radical que puede, de verdad, contribuir a cambiar las cosas profundamente. Desde la capitulación de la socialdemocracia es la primera vez que escucho y leo por todas partes un discurso profundamente crítico con el capitalismo con posibilidades de conectar con una mayoría social, con posibilidades de triunfar en las elecciones. Es el de Syriza en Grecia, Melenchon en Francia, el Bloco de Esquerda en Portugal o Die Linke en Alemania entre otros (y aun sabiendo que estos partidos son muy diferentes entre sí) Está claro que la gente de izquierdas comenzamos a encontrar acomodo más allá de una socialdemocracia que apenas se distingue ya de la derecha. Y lo mejor de estos partidos (más en unos que en otros) es que no son monolíticos ni dogmáticos. Sus militantes o simpatizantes van desde socialdemócratas que han perdido el partido, hasta personas que, simplemente, se dicen de izquierdas, pasando por demócratas radicales que sólo quieren refundar la democracia.
Sólo en Francia resiste la izquierda tradicional y resiste, precisamente, porque la izquierda francesa ha defendido con más ahínco sus tradicionales señas de identidad, al menos a nivel discursivo. Esa capacidad de conectar con sus votantes de siempre la pondrá a prueba Hollande ahora, gobernando en plena en plena crisis. De que se atreva a innovar, a tomar medidas de izquierdas o que se pliegue absolutamente a eso llamado “los mercados”, dependerá la suerte del PS francés. Los resultados del partido de Melenchon, a pesar de no cumplir con las mejores expectativas, no son desdeñables y podrá crecer si el PS comienza el camino de convertirse en indistinguible de la derecha.
En todo caso, hay un nuevo territorio, aun por conformar, para la izquierda. En esta ocasión y, esto es lo novedoso, estos partidos, algunos antiguos, otros nuevos, ya no pueden ser verticales, monolíticos y dogmáticos, sino que están naciendo desde la calle, desde la ciudadanía, desde los indignados, desde la necesidad expresada de muchas maneras que tenemos de recuperar la democracia y también de recuperar a la izquierda.
Beatriz Gimeno es escritora y expresidenta de la FELGT (Federación Española de Lesbianas, Gays y Transexuales)
http://beatrizgimeno.es