Andalucía está a unos días del 25 de marzo. Su 25 de marzo. Ni las encuestas dan como ganador absoluto al Partido Popular. ¡Con la que le está cayendo al PSOE! No solo es que los ciudadanos andaluces sientan que la derecha nunca ha sentido ni comprendido Andalucía. La mayor desgracia para el PP andaluz no eso, por muy verdad que sea, sino ser víctima de su propia soberbia.

Cuando mejor estaban las encuestas, en noviembre de 2011, el PP hubiera ganado en Andalucía. Durante todo aquel año pidieron elecciones anticipadas en España, haciendo ruido, mucho ruido. Tan ensordecedor era que ni los propios peperos pudieron escuchar los graznidos de gaviotas que volaban en bandada hacia el interior de la Península, en busca de la Moncloa. Sin elecciones anticipadas, las cosas ahora estarían como en noviembre. Seguiría el ruido.

Los dos meses de Gobierno de Rajoy y sus 'populares' medidas son la prueba de lo que trae este partido de derechas debajo del brazo, y no precisamente panes. Normal es que la encuestas en Andalucía no sitúen a Arenas en San Telmo, entendiendo que, a diferencia de Extremadura, aquí IU y PSOE sabrán entenderse, sin que los hijos de los comunistas dejen pasar a los hijos de los fascistas.

Si Mariano Rajoy hubiese sabido esperar un poco, sin retener el IRPF de las pensiones, sin subirlas en febrero respecto de enero, sin hacer una ley del despido libre y barato (reforma laboral) sin capacidad alguna para mediar dos palabras con los sindicatos... Sin Rajoy hubiese sabido plantarse ante la CEOE, ante los obispos, pidiéndoles paciencia... Si Rajoy hubiera seguido ostentando el papel de empanado con el que se presentó a las elecciones, si hubiera seguido disfrazado de cordero como si el Miércoles de Ceniza no hubiese llegado, Javier Arenas estaría más cerca de ser un Platanito de la vida (el torero que pedía una oportunidad que nunca llegaba).

Pero Mariano no supo ni quiso esperar. Les ha podido su sed de cambio, de cambio de modelo social, de cambio de modelo económico, de cambio de todo, llevándose por delante derechos fundamentales, tanto sociales como laborales.

¿Y qué esperaban los trabajadores que votaron a Rajoy o que dejaron de ir a votar una fuerza de izquierdas dejando pasar a la derecha? Al menos, Andalucía tendrá suerte: las atrocidades de Rajoy y compañía (el bueno de Gallardón, entre otros) son la losa de Arenas y en esta tierra nos salveremos del tsunami azul, protegidos por nuestra Sierra Morena.

Solo nos quedará ocuparnos de asuntillos nada menores: un PSOE que debe recapacitar y elegir bien a los suyos, desinstitucionalizarse, recuperar la o en sus siglas y cuidarse de sus false friends.

 

* Ígor R. Iglesias es periodista y lingüista