Javier Rupérez, ex vicepresidente del PP y exembajador de España ante EEUU ve "excesivo" pensar que el colegio fuese una especie de "semillero de dirigentes": "Los pilaristas teníamos el orgullo de serlo y una cierta sensación de ser superiores a los demás. Incluso pecábamos un poco de soberbia, de ser diferentes y ser mejores".
Otro antiguo alumno, Luis Alberto de Cuenca, ve cierta "hermandad en la educación recibida", que hace que a los pilaristas se les distinga igual que a los masones. Dragó, por su parte, lo tiene clarísimo: "Hay una clara conciencia de ser pilaristas, un grupo de élite, vaya". A Álvaro Marchesi, sin embargo, le entra la risa con esa identidad colectiva. "Es un poco fuerte", comenta a Jordi Évole.
Interesante la opinión de José Juan Ortiz Bru, compañero de José María Aznar y Juan Villalonga. Los tres eran amigos y frecuentaban el palco del Bernabéu. Cree que han tenido más oportunidades: "¿Cómo no voy a ser privilegiado y una casta, coño? Desde que nací".
Juan Luis Cebrián, tras reconocer que si hay una casta, pertenecerá a ella, aprovechó para lanzar todo una aviso a navegantes a Pablo Iglesias: "Probablemente no lo sepa, pero Pablo Iglesias está ingresando en el convento de la casta". Antonio Garrigues Walker difiere y no ve que constituyeran una casta: "En el mundo siempre ha habido élites, siempre habrá gente influyente en todos los niveles y en todos los sentidos. Pero vamos a una época en la que el concepto de élite mismo tiene que cuestionarse y tiene que revalorarse".