Tras su paso por Got Talent y El Concurso del Año, Dani Martínez ha dado el salto a Movistar Plus+ como presentador de Martínez y hermanos. Cada jueves el leonés ejerce de anfitrión en un formato hecho ad hoc en el que conversa con tres famosos como si de una “sobremesa con amigos” se tratara.

Sobre ello hablamos con él, así como de la irrupción de las cómicas en el mainstream y su admiración por Julio Iglesias.

PREGUNTA: ¿En qué consiste Martínez y hermanos?

RESPUESTA: Martínez y hermanos es esa charla de sobremesa que tienes con tus amigos cuando quedas a comer o cenar en la que tres famosos que no tienen mucho que ver charlan. Yo soy el anfitrión, que intenta que no sea una entrevista si no una charla a cuatro en la que se lo pasen bien y se pregunten cosas y la aderezamos con juegos divertidos en los que incluso se puede jugar desde casa.

P: Acabas juntándote con tus amigos en el programa

R: Es que llevo veinte años trabajando en esto, desde los 19 que llegué a Madrid. Empecé en Radio Nacional y conozco a mucha gente. En el segundo programa están Santi Millán, Blanca Suárez y Lydia Valentín y es que lo ves y parece una quedada de amigos, faltan las historias de Instagram. Además, conoces a gente a la que no conocías tanto.

P: Eso te ha pasado con Jaime Llorente, ¿no?

R: No nos habíamos visto nunca ni nos conocíamos y tuve la sensación a los tres minutos de programa de que parecía un amigo mío de León de toda la vida. Creo que a él le pasó lo mismo porque en el programa se ve como está suelto, nos cuenta su anécdota con la Guardia Civil, nos cuenta si cambia las sábanas... Esa conexión va a ocurrir en varias ocasiones porque el programa se presta a eso.

P: En Movistar Plus+ no hay publicidad. ¿Se vive más tranquilo sin ver el dato de audiencia el viernes por la mañana?

R: No tiene el dato del día siguiente, pero tiene sus mediciones, también hay que hacer números, pero sí es cierto que no tienes que levantarte a las ocho de la mañana y ver la curva. Relaja bastante y ayuda a crear este tipo de formatos, que necesitan tranquilidad, crecer, afinar y descubriendo cosas nuevas. Movistar la verdad es que es un sitio ideal para ello.

P: Para ti que no eres de tener el chiste preparado, si no de improvisar, tener un formato así tiene que ser un regalo.

R: Totalmente. Los últimos tres años ha sido todo improvisado. En Got Talent no hay guion y en El concurso del año había una mecánica, pero no había escrito nada. Ahora es un formato en el que tengo las líneas de lo que viene a promocionar cada uno y fuera de eso todo es divertirse en los juegos o en el momento Julio Iglesias. Este programa como lo hacen los invitados también puede preguntarme o vacilarme o lo que quieran. Disfruto mucho improvisando.

P: ¿La radio ayuda a tener más tablas en la improvisación?

R: Tal cual. Siempre digo que toda la capacidad de improvisación es de hacer radio durante toda la vida. Hice dos programas en una radio universitaria, en RNE estuve siete años, en Tiempo de Juego he estado seis años... He hecho muchísima radio. Creo que como la radio tiene poco guion es muy fresca y espontánea. Además, como yo imitaba, me ha dado un bagaje y soltura para improvisar donde sea.

P: ¿Qué cambia de Got Talent o El concurso del año a presentar Martínez y Hermanos?

R: Tiene cosas parecidas, aunque tiene de diferente que tiene invitados conocidos. En El concurso del año yo era el anfitrión, pero hay una mecánica para que alguien se lleve el dinero, y en Got Talent los artistas van a buscar tu aprobación, en especial la de Risto. Los tres dejan poner mucho de ti en el formato. Para mí eso es importantísimo. Yo no podría estar en un programa que me encorsetara o en el que tuviera que hacer algo que no soy yo. Son muy diferentes, pero los une esa esencia a los tres.

P: Un programa de verdad, al fin y al cabo.

R: Total, eso lo aprendí de Flo. Es un tío que me decía que la tele tiene que ser de verdad porque si no la gente se aburre. Y tiene toda la razón. Los podcasts funcionan tanto porque la gente está teniendo una charla de verdad. Cuando hacía El concurso del año mi madre me llamaba cada poco chinada porque contaba cosas suyas. Y yo le decía que eran mis vivencias y las tenía que contar. No sé hacer un personaje y soy yo siempre. Flo me decía que soy un entrenador de vida y es así. Cuando quedo fuera de la tele me preocupo por entretener al grupo, por pasarlo bien, por presentar a gente. Es el espíritu del programa. Lo importante es que todo se vea de verdad.

P: ¿Cómo te preparas una imitación?

R: Yo pensaba que con mi voz no tenía armas porque en la radio al principio solo imitaba, pero fíjate, he acabado haciendo todo lo contrario y la imitación la hago como un recurso. Tanto ahora como cuando vivía al cien por cien de imitar nunca he sido muy metódico en la preparación. Es muy raro de explicar, pero por ejemplo voy en el coche y recuerdo una voz, escucho una voz en la radio y digo 'va por aquí'. Me salía de manera espontánea. Mis amigos de León han sufrido mucho eso. Sacaba una voz, la probaba con ellos todo el rato, íbamos a cenar y les imitaba, les mandaba un audio a uno... Los pobres son los conejillos de indias. Al principio era 'qué bueno' y luego un 'bueno, por nosotros ya'. Es mi manera de funcionar.

P: Seguro que nunca te lo han preguntado, pero cómo llevas el tema de los límites del humor. 

R: El humor no tiene que tener límites, pero sí su contexto. El humor en el grupo de WhatsApp con tus amigos con los que tienes mucha confianza no es igual que el que harás con tus padres, o el que harías en un programa que van a ver niños. Tiene que haber cabida para todo tipo de humor, pero saber dónde se está haciendo.

P: ¿No es complicado en un mundo donde todo está al segundo en redes sociales?

R: Sí, muchas veces pasan. Hay cosas que se han dicho en un podcast para un tipo de gente que disfruta de un tipo de humor específico se comparte en otro tipo de sitio que no tiene nada que ver porque alguien lo saca de ahí y se complica porque se ha sacado de contexto. Al final las redes sociales han permitido que toda la información corra muy rápido y que se generen debates de todo muy rápido, no solo con el humor. Pero igual que nacen, se acaban rápido porque estamos ya en otra cosa. Habrá que acostumbrarse al mundo nuevo que nos ha tocado.

P: Otra pregunta poco manida. Al mundo del humor han llegado muchas mujeres a través de las redes sociales y han conseguido colocarse en el mainstream. ¿Cómo ves el futuro?

R: Lo veo prometedor. Era de justicia que las mujeres ocuparan el sitio que debían en la comedia. Gracias a YouTube y los podcasts han encontrado una ventana donde nadie juzgaba si eran graciosas o no. Las juzgaba el público que es quien lo debe hacer. Han demostrado sobradamente, y tienen que venir muchas más todavía, que el cliché de que las chicas no son graciosas es mentira. Lo han reventado. Tenemos ejemplos como Inés Hernand, Martita de Graná, Carolina Iglesias y Victoria Martín y lo que han conseguido con Estirando el chicle, Eva Soriano ya liderando un programa, las clásicas como Eva Morgade o Eva Hache... Tienen que salir muchas más. Hay mucho talento. Benditas esas puertas que se han abierto para que se exista justicia.

P: Para acabar. En el programa pides a tus invitados que expliquen sus anécdotas con Julio Iglesias, ¿cuál es la tuya y de dónde viene ese fanatismo?

R: Ese fanatismo viene porque mi madre, cuando era niño, ponía siempre a Julio Iglesias. Yo le escuchaba y me gustaba. Me parecía algo que sonaba muy bien y le imitaba hablando. También imitaba a Lola Flores, Carmen Sevilla, Lola Flores, Carrascal... Todos los de esa época. Todo eso va haciendo la leyenda y según vas creciendo vas conociendo a gente que tiene anécdotas con Julio Iglesias, en especial cuando empecé en la profesión. Se convirtió en una cosa tremenda.

He ido a tres conciertos suyos, pero no he tenido oportunidad de conocerle en persona. En Lisboa estuve a punto. Estaba Pepe Domingo Castaño, que es muy amigo suyo, pero yo no sabía que iba a ese concierto, me le encontré en los aledaños del sitio al acabar.

Al saludarnos me contó que por la mañana habían estado con él en la prueba de sonido y que de haberlo sabido hubiera podido ir. Yo me quería morir. Nunca he podido conocerlo. Una vez en la radio Pepe le metió y hablé con él dos frases. Hice el ridículo. Todo mal, no sabía ni qué decir. Si viniera como invitado sería la excusa perfecta. El programa no sé cómo quedaría porque no sabría ni como decir dos frases.