Han pasado cuatro años desde que Ignacio Stampa, primer fiscal del caso Villarejo, fuera apartado de la macrocausa. Casi un lustro en el que ha guardado silencio ante el foco mediático, pero se movía para denunciar las “maniobras” de la entonces Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, y su número dos y actual “general” que dirige a los fiscales, Álvaro García Ortiz. El complot es un libro con el que pone pie en pared y airea públicamente lo sucedido para alcanzar un relativo estado de “paz interior”. Así lo ha denunciado ante los micrófonos de Más de uno, en Onda Cero, desde donde ha dado algunas pinceladas de las tácticas de desacreditación que sufrió por parte de sus jefes, a quienes acusa de “corrupción, opacidad y falta de transparencia”.

El ex fiscal anticorrupción responsable de lo que posteriormente se bautizó como caso Tándem, necesitaba aparcar ese sentimiento de “encubridor de lo que pasó”; lo que le llevó a relatar en su libro El complot todo lo sucedido desde su caída forzosa en el ostracismo y ser relevado a un puesto de segunda categoría en la Fiscalía de Madrid. Antes de su paso por Onda Cero, tan sólo una vez puso negro sobre blanco en público, en el podcast El país de los demonios, un serial que pivotaba sobre la macrocausa que él mismo impulsó junto a su compañero Miguel Serrano.

Stampa confiesa que el libro, que saldrá a la venta este mismo miércoles, no es sino un camino para conseguir “paz interior”, además de un relato de autodefensa y la del resto de sus compañeros fiscales “honestos, profesionales y trabajadores”, que tienen vocación de servicio público y de “velar por el interés general”. De hecho, ha puntualizado que últimamente “se confunde el interés general con el interés del general que dirige a los fiscales”.

Stampa: "Se confunde el interés general por el que velan los fiscales, con el interés del general que los dirige"

El ex fiscal anticorrupción ha posado su dedo acusador sobre la entonces fiscal general del Estado y ex ministra de Defensa, Dolores Delgado, y su sucesor en el primer cargo y número dos entonces, Álvaro García Ortiz. Ha denunciado una suerte de campaña para apartarle del caso que él mismo impulsó, amén de “cambiar las normas para que todas las ilegalidades que hicieron conmigo se puedan hacer ahora”. Por ello, tal y como relata Stampa, con el libro intenta poner todo ello de manifiesto para evitar que “esto le pueda pasar a algún ciudadano” que esté sometido a una investigación por parte de la Fiscalía.

Las maniobras de Delgado y García Ortiz

Stampa es el principal impulsor de la macrocausa conocida hoy como caso Tándem, liderando las pesquisas contra el excomisario jubilado junto con Miguel Serrano. Ambos pisan el acelerador hasta que, a tenor de la denuncia del ex fiscal anticorrupción, se les aparta de la investigación. “Yo llevaba 38 meses investigando a Villarejo sin que nadie supiera de mí y después de que empezasen los ataques, estuve 32 meses sin decir nada”, confiesa Stampa tanto en su libro como en la entrevista concedida a Onda Cero, donde recuerda que todo empezó por la filtración de unos chats por parte de José Manuel Calvente tras su “enfado con su partido” y su compañera de Podemos que le denunció por “acoso sexual”.

En este sentido, el ex fiscal destaca que Dolores Delgado, en aquel momento Fiscal General del Estado, y Álvaro García Ortiz (número dos de Delgado en la época), en connivencia con el ex juez Baltasar Garzón, que ahora dirige un despacho de abogados y a su vez pareja sentimental de Delgado, maniobran para neutralizar al propio Stampa y sacarlo de la investigación sobre el excomisario, quien presume de una estrecha amistad tanto con Delgado como con Garzón, y el también comisario García Castaño, a quien defiende el bufete del mediático exmagistrado.

A partir de entonces, comienza una cacería “feroz” desde diversos medios de comunicación, que situaba a Stampa y a Serrano como filtradores de información del procedimiento a Podemos. “El gancho para que eso tenga credibilidad es que yo tengo una relación intima con la letrada Marta Flor”. Sin embargo, el ex fiscal denuncia que esto no es sino una “maniobra de intoxicación informativa” muy propia de la “factoría Villarejo”, al entender que apartar a ambos de las investigaciones “benefició a varias personas”. “El señor Garzón tenía interés en el procedimiento”, explica, al tiempo que subraya que el ex juez aparece en numerosos audios donde quedaba patente su relación con el excomisario.

“Nos parecía que había unos vínculos personales que debían impedir que Dolores Delgado interviniera en aquel Consejo Fiscal en el que se deciden las plazas, como también intervenir en la investigación que dirige ella de forma oculta desde la Fiscalía General del Estado porque no puede intervenir. Todo se hace a través de órdenes verbales de ella que vuelan y, por tanto, desaparecen”, explica Ignacio Stampa.

Aun a día de hoy, no entiende el motivo que le sacó del caso en Anticorrupción y que, a la postre, le sirvió para ser denunciado junto a su compañero Miguel Serrano. De hecho, el exfiscal sostiene que ello se gestó en la propia Fiscalía General, a través de un escrito, pero “decidido verbalmente para que se ejerza un poder, una autoridad, por la única persona que lo puede ejercer, pero no asuma su responsabilidad porque no aparece”. En este sentido, ha lamentado que no se le haya facilitado el acceso a toda la documentación, aunque considera que tanto Delgado como García Ortiz “incurrieron en corrupción”.

Corrupción y abuso de poder

El exfiscal anticorrupción esgrime que, según la directiva europea, estos movimientos se pueden catalogar como “corrupción” al infringir el Código Penal y los códigos éticos tanto en ámbito público como en privado. “Y eso es lo que yo denuncio que ha pasado y sigue pasando en todo lo concerniente a mí”, ha destacado Stampa, quien también acusa al tándem Delgado-García Ortiz de “abuso de poder con fines ilícitos”.

De hecho, el Supremo dictaminó que el actual Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, incurrió en desviación de poder porque “hizo lo que quiso” al margen del ordenamiento jurídico”. “Conmigo hicieron eso los dos”, ha rematado un Stampa decidido a “contar la verdad” de lo que ocurrió.