La fiscal de Delitos de Odio, Susana Gisbert, solicita un año y dos meses de cárcel por un delito de odio y doce meses de multa (3.600 euros) por los delitos de atentado a la autoridad y amenazas a Salvador M., un hombre que insultó con frases racistas como “negro de mierda, te voy a matar” al dueño de un bar de Valencia, porque la máquina de tabaco no le había devuelto un euro y el dueño del local le dijo que se lo debía reclamar a propietario de la máquina.

Según el Ministerio Público, todo sucedió cuando Salvador M. estaba comprando una cajetilla de tabaco en la maquina expendedora. Al devolverle la maquina el cambio, y pensar que le faltaba por devolver una moneda de un euro, se la reclamó al propietario del bar Kingsley A. quien le manifestó que debía reclamarla a la empresa propietaria de la maquina expendedora, lo que dio lugar a una discusión por dicho motivo, en la que el acusado profirió contra aquel expresiones tales como dijo “Negro de mierda, te voy a matar”, “negros de mierda darme el euros”, “Iros a la selva” al tiempo que avisaba a la policía.

Cuando llegaron los agentes, lejos de cesar sus insultos hacia el dueño del bar, se refirió a este con expresiones tales como “Estos negros no me roban, no saben estos negros que yo sí soy español”. La Policía se vio obligada a sacarlo al exterior del bar, pero según la fiscal, el ahora procesado se opuso “tenazmente a ello”. Una vez en el exterior del bar, los agentes se percatan que el euro reclamado estaba en el suelo frente a la maquina expendedora, recogiéndolo y entregándoselo al acusado fuera del bar, pretendiendo acceder nuevamente al mismo, diciéndoles a los agentes “maricones si no os quitáis os reviento”, “Los voy a matar”, para posteriormente lanzarles la moneda de euro teniendo que esquivarla uno de los policías.

Después se encaró con ellos, “teniendo que separarlo para que mantuviera la distancia de seguridad, teniendo que permanecer los agentes en la puerta impidiéndole la entrada hasta en mas de tres ocasiones, hasta que parece que abandona la zona, marchándose los agentes actuantes, volviendo de nuevo el acusado, situándose en el exterior del bar con gestos de cortarle el cuello a al dueño del bar, avisando nuevamente a la policía, volviendo los mismos agentes observándolo en la acera de enfrente con un palo de apariencia metálica y en un momento de descuido del acusado se abalanzaron contra él reduciéndolo, mostrando gran violencia hacia los actuantes. Una vez detenido se percataron que el palo no era metálico sino de gomaespuma”.