A las seis de esta tarde la infanta Cristina de Borbón se dirigía a sentarse en el banquillo de los acusados para declarar como imputada de dos delitos fiscales en el caso Nóos. Justo cuando iba a tomar asiento, el Tribunal ordenó un receso de unos minutos, para reanudar la vista a las 18.15 horas, momento exacto en el que comenzó el interrogatorio a la Infanta. Cristina de Borbón y Grecia se ha negado a responder a las preguntas de la acusación que ejerce Manos Limpias: "Contestaré sólo a mi abogado".

Nunca en la Historia

Es la primera vez en la historia de España que una Infanta se sienta en el banquillo de los acusados. Tampoco hay precedentes en las monarquías europeas de ver a una hija y hermana de Rey acusada y juzgada.

Acogiéndose al derecho de no declarar, la Infanta ha guardado un absoluto silencio y ha mantenido un gesto absolutamente impasible mientras la abogada de Manos Limpias le interrogaba. Sin embargo, en el momento de dirigirse a la silla donde tenía que prestar declaración exhibió una ligera sonrisa.


La letrada de Manos Limpias, Virgina López Negrete, ha recitado todas las preguntas a las que se tendría que haber enfrentado la Infanta. Se ha centrado en cuáles eran sus conocimientos después de haber cursado una Licenciatura en Ciencias Económicas, o las facturas que firmó. Unas preguntas que solo han tenido el silencio como respuesta o reproches de la magistrada que preside la sala al entender que estaba haciendo juicios de valor en sus cuestiones.

Se ampara en la confianza

En total, ha declarado durante 67 minutos, aunque para ser estrictos habría que decir que han sido unos 20 minutos, los que ha tardado en contestar a las preguntas de su abogado.

Si hay una palabra que ha repetido en diversas ocasiones esa ha sido “confianza”. De hecho, se ha amparado en la "confianza" que tiene en su marido, Iñaki Urdangarin, para justificar su participación al 50% en Aizoon. En la misma línea, confía "plenamente en su inocencia", la suya y la de su esposo. "Sé que se le imputan esos delitos, confío plenamente en él, confío plenamente en su inocencia y estoy convencida de que ha estado bien asesorado".

Así, ha asegurado que jamás ha representado el papel de escudo fiscal ante Hacienda porque ella no estaba en Aizoon para obtener beneficios tributarios. Si la Infanta pasó a formar parte de dicha sociedad fue porque Urdangarin se lo pidió.

Preguntada por si tiene cuentas en el extranjero y en paraísos fiscales, aunque ha guardado un breve silencio, al final ha contestado que no, explicando que la única cuenta que tiene está declarada y en Suiza, pues es donde reside.

Más controlada por ser de la Familia Real

“Todo lo que hacíamos estaba controlado", ha explicado para asegurar que por su condición de miembro de la Familia Real ella "hubiese sido sometida a mayor transparencia y quizá a mayor control por parte de la Administración".

Los entonces duques de Palma, ha dicho, no tenían "ninguna prohibición" de la Casa Real para crear una empresa, y ella se asesoró previamente con el secretario de las infantas, Carlos García Revenga, mientras Urdangarin lo hacía con el asesor fiscal de la Casa del Rey Federico Rubio.

Ha aclarado que ella no tenía poderes en la sociedad, ni recibía sus extractos bancarios, ni tampoco usaba la tarjeta visa corporativa a su nombre porque "la custodiaba él" (refiriéndose a Urdangarin), ni asistió a ninguna junta. "No participé en la gestión ni en la administración de Aizoon. Tampoco realicé ningún trabajo", se ha defendido.

Su esposo, ha dicho, era quien se encargaba en todo momento de las "gestiones económicas de la familia", mientras que de sus cuatro hijos se ocupaban los dos, ella asumía la "agenda" familiar y cada uno tenía su respectivo trabajo profesional.

No tendrá que asistir a más interrogatorios

La Infanta se ha acogido también a su derecho a no asistir a más sesiones de declaraciones. De hecho, tanto ella como su marido no tendrán que ir más al juzgado de Palma hasta que se dicte sentencia.