Tanto va el cántaro a la fuente, que ya se sabe... Un juez de lo social de Madrid ha puesto a caldo al Sindicato Unificado de Policía que reclamaban medidas cautelares contra el Ministerio del Interior por obligarle a protegerlos contra el coronavirus. Ocurre que mientras miles de ciudadanos luchan contra la enfermedad en situaciones extremas; mientras todos nos esforzamos por paliar la situación y el Gobierno pelea por evitar los contagios y salvar la economía, una serie de individuos parecen querer aprovecharse de la situación a base de denuncias.

Ocurre con algunos sindicatos o seudo sindicatos, como el denominado Manos Limpias, de ideología extremadamente derechista, que presentan denuncias y querellas contra responsables y ministros por todo tipo de supuestas fechorías contra la salud pública. El asunto es que Antonio Seoané, titular del juzgado madrileño de lo Social número 34, indignado, se ha colmado de justa indignación y ha puesto el pie en el freno afirmando que le resulta sorprendente el goteo de solicitudes de medidas cautelarísimas que se están produciendo.

Reproches a otros sindicatos

El juez se sorprende de que no sean los grandes sindicatos que defienden a los trabajadores quienes soliciten estas medidas “sino sindicatos, legítimos, 'de franja', defensores de los intereses corporativos, alguno de ellos con unas cuotas de representación minoritaria en sus respectivos cuerpos funcionariales, otros con opciones ideológicas, igualmente legítimas, en clara oposición al color del Gobierno, quienes están tras estas iniciativas jurídicas”.

Sospecha el juez Seoané que se trata de solicitudes imposibles e inútiles para que “determinados sindicatos den satisfacción a su electorado real o posible (…) o incluso para servir a intereses políticos de desgastar al Gobierno en tan crítica situación”. Lamenta que se pase por alto la necesaria unidad de dirección. En el chorreo que el magistrado dirige a los denunciantes y a los que como ellos se dedican a estas pendencias, avisa que todos debemos situarnos tras el que dirige sin reservas y que en ello radica el verdadero patriotismo.

Recuerda además que en situación de guerra -que dice no es el caso- los que desmoralizan, los quintacolumnistas, “son condenados por traición a las más graves penas por connivencia con el enemigo”. Y explica que ante la escasez de materiales de protección, pese a los esfuerzos que incuestionablemente realizan las autoridades competentes, no es posible reconocer el derecho a todos los integrantes de todos los cuerpos o trabajadores que prestan servicios esenciales. Seoané concluye con una frase redonda: “Nada tienen que decir los Juzgados que carecemos de la precisa especialidad para gestionar una crisis sanitaria”. A ver si cunde el ejemplo de este buen y sensato juez que llama a las cosas por su nombre.

No estaría de más que los líderes de la derechona se pasaran unos cuantos días por el juzgado de lo Social número 34 de Madrid a ver si aprenden algo.