El mundo entero está viendo en directo el genocidio que Israel está perpetrando en Gaza. La comunidad internacional es absolutamente culpable de un silencio cómplice que avala la masacre diaria que vemos en televisión y en las redes sociales. Ahora, la Fiscalía española ha decidido que investigará ese genocidio. Hay quienes han salido diciendo que es política. Pues no señoras y señores, no es política, es humanidad. Pero sobre todo es de justicia. De justicia hacia un pueblo, el gazatí, que cada día tiene que enterrar a sus padres, maridos, mujeres y niños.
La investigación sólo podrá realizarse con la finalidad de ayudar a la Corte Penal Internacional, pues el que fuera presidente del Gobierno, Mariano Rejoy, ya se encargó de atar las manos a nuestros jueces y fiscales con un ignominioso cambio en la Ley de Justicia Universal que literalmente la dejó tan cercenada que prácticamente nada se puede investigar. Y si no, pregunten ustedes a la familia de José Couso, el cámara de Telecinco asesinado en Irak por un disparo de EEUU, y cuyo asesinato ha quedado impune gracias a este cambio de ley.
Vivimos unos tiempos terribles donde ver morir en directo de hambre a un niño no despierta la conciencia de los dirigentes mundiales. Igual, su color de piel, su religión, y el hecho de que no sean rubios de ojos azules tiene algo que ver. Por suerte, la sociedad es otro cantar y en este, mi país, el 82 por ciento de sus ciudadanos opinan que lo que sucede en Gaza es un genocidio intolerable.
Unos españoles que aplauden las manifestaciones del pasado domingo en La Vuelta, y que obligaron a suspender la última etapa. Unos ciudadanos, que a diferencia de los políticos de Partido Popular y Vox, así como de sus medios acólitos, sí se quitan el sombrero ante la decisión del Consejo de Administración de RTVE de sacar a España de Eurovisión si finalmente participa Israel.
De justicia
El Ministerio Público tiene un arduo trabajo por delante. Pero si su investigación ayuda a sentar en el banquillo a Netanyahu y sus colaboradores todo habrá valido la pena. Si se consigue, por fin la pequeña Hind Rajab, así como los otros 19.000 niños asesinados con total impunidad, tendrán justicia. No puedo entender como la presidenta de la Comunidad de Madrid no solo cierra los ojos ante el genocidio, sino que apoya sin fisuras a los asesinos. Ante una situación como la de Gaza hay que posicionarse en el lado correcto de la historia.
Una historia que espero que juzgue con la dureza que se merecen a Ayuso, Feijóo y todos aquellos que por tratar de tumbar a Pedro Sánchez miran hacia otro lado, o directamente apoyan al abusón, mientras, literalmente, se borra del mapa, se extermina, a todo un pueblo.
Y es que la presidenta de la Comunidad de Madrid resumió lo sucedido en la capital durante la última etapa de La Vuelta con el siguiente tuit: “Lo que consiguió la kale borroka alentada por Pedro Sánchez y sus ministros: familias y niños corriendo y llorando. Esto no es Madrid”. Eso después de hacerse una foto con el equipo israelí que patrocina un sionista canadiense que apoya a Netanyahu.
Como persona, la señora Ayuso, no puede ni debe callarse ante el asesinato de 19.000 niños, muchos de ellos de hambre. Pero mucho menos puede, como hace el alcalde de Madrid, negar la evidencia. Tengo que decir que la señora Ayuso ha superado todos los límites de la indecencia política. Pero lo peor es que está absolutamente respaldada por los suyos. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha escrito una carta absolutamente indecente. Una misiva que espero que le pese en su vida política hasta el día que el infierno se congele.
Una carta de seis párrafos en la que tilda a las más de 65.000 personas asesinadas en Gaza como “pérdidas civiles de personas de origen palestino”. Hay que ser miserable cómo ser humano para cerrar los ojos ante un genocidio. Señores Feijóo, Ayuso, Martínez-Almeida y compañía, el karma es muy cabrón a veces, y espero que les caiga encima con la misma fuerza que caen las bombas sobre las mujeres, hombres y niños de Gaza.