La invasión de Rusia a Ucrania ha aumentado el interés acerca de los búnkers en nuestro país. El miedo generalizado ha dado pie a que mucha gente indague en la red sobre cómo construir un refugio o dónde se encuentran los “mejores búnkers” de España. También hay quien lo hace por mera curiosidad.

Precisamente por esto, muchos ojos se han puesto en el búnker más grande de España -al menos a título privado-, que se encuentra en Talavera de la Reina (Toledo). El lugar fue inaugurado en 1983 -convirtiéndose así en el primer refugio antiatómico colectivo y privado que se construyó en nuestro país- en el marco de la Guerra Fría.

Está debajo del actual hotel Ébora, antiguo hotel Beatriz. El empresario fallecido Justino Pérez se lo mandó construir al ingeniero Antonio Alcahud. ElPlural.com se ha puesto en contacto con este último para conocer más detalles sobre su construcción, pero ha preferido no hablar porque “desde hace un tiempo” no concede declaraciones a los medios.

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Según recoge la prensa, el búnker se habría levantado durante la guerra que, hasta la caída del muro de Berlín, separaba a los bloques capitalista -liderado por Estados Unidos (EEUU)- y comunista, capitaneado por la URSS. El artífice de la idea lo habría hecho después de pasar la Guerra Civil española y para, que en caso de que se produjera algo similar -bajo el escenario de la Guerra Fría- protegerse a él y a otras personas.

El refugio es de sobra conocido por los ciudadanos, incluso más jóvenes, porque es algo de lo que “siempre se ha hablado” en la ciudad, tal y como nos cuenta Nerea, originaria de la localidad en la que lleva 23 años.

Previsto para aguantar ‘un Hiroshima’ a 700 metros

Las previsiones del refugio eran que el lugar resistiera una explosión nuclear de 1 kilotón -equivalente a 1000 toneladas de TNT- a 250 metros del lugar, una similar a la de Hiroshima a 700 metros o una de 100 megatones a 12.500 metros, según recoge una crónica de El País del mismo día de su inauguración.

Con capacidad para 400 personas, las dimensiones del lugar abarca los bajos del hotel y cuentan con unos 600 metros de hormigón armado. No le falta ningún detalle, ya que tiene seis salidas de emergencia combinadas en distintos puntos de la ciudad, aseos, cocina industrial y un largo etcétera, además de estar presuarizado.

Asimismo, en tiempos de paz el lugar hace de garaje y sirve para almacenar alimentos, conservas y elementos de mantenimiento. Por todo ello, se ha convertido durante este tiempo -más allá de su función defensiva- en una atracción turística para Talavera.