La gimnasia rítmica sigue moviéndose al son de Simone Biles. Tras dos años de descanso autoimpuesto por salud mental, la estadounidense ha vuelto al ruedo demostrando que es una leyenda viva de la gimnasia. Biles, que cumplió el pasado marzo 26 años, ha vuelto a hacer historia en el Mundial de Amberes (Bélgica), donde ha conseguido cuatro medallas de oro, una de plata y una de bronce, elevando su cosecha a 27 metales en su carrera mundialista, más que ningún otro gimnasta en la historia. Con este impresionante palmarés, se ha convertido en la indiscutible reina de la gimnasia artística, una disciplina que ha revolucionado con su espectacular repertorio de dificultad y ejecución.

Además, ha logrado igualar al legendario japonés Kohei Uchimura como los únicos gimnastas capaces de conquistar seis títulos mundiales –al menos de momento- en el concurso completo. Biles ha deslumbrado al público y a los jueces con su espectacular repertorio de dificultad y ejecución, que incluye cuatro elementos que llevan su nombre: el Biles en salto, el Biles II en salto, el Biles en barra y el Biles II en suelo. Estos movimientos consisten en combinaciones de giros y saltos mortales que nadie más se atreve a realizar, y que le otorgan una ventaja casi insalvable sobre sus rivales.

Así, para hacerse en Amberes con un nuevo oro del concurso completo individual, Biles obtuvo 58.399 puntos. Lo hizo a razón de 15.100 puntos en el salto de potro, 14.333 en las barras asimétricas, 14.433 puntos en la barra de equilibrio y 14.533 puntos en el ejercicio de suelo. Un hito a la altura de muy pocos (por no decir ninguno) mortales.

Una lucha por la salud mental

Pero detrás de su sonrisa y su talento se esconde una historia de superación personal y de reivindicación social. Biles ha tenido que enfrentarse a numerosos obstáculos en su vida, como la pobreza, el abandono familiar –sus padres eran adictos a las drogas y al alcohol-, el racismo o el abuso sexual. La gimnasta fue una de las más de 250 víctimas del exmédico del equipo estadounidense Larry Nassar, condenado a más de 40 años de prisión por sus crímenes.

Desde entonces, la gimnasta se ha erguido como una de las voces más críticas con la Federación Estadounidense de Gimnasia y el Comité Olímpico y Paralímpico de su país, a los que ha acusado de negligencia y encubrimiento. La deportista ha denunciado la falta de apoyo y protección que recibió durante años, y ha exigido justicia y responsabilidades para los culpables.

Además, Biles ha abierto el debate sobre la salud mental de los deportistas de élite, un tema tabú que afecta a muchos atletas sometidos a una gran presión y exigencia. La gimnasta ha reconocido que padece ansiedad, depresión y trastorno por estrés postraumático, y que ha recurrido a la terapia y la medicación para afrontar sus problemas. De hecho, en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 la gimnasta fue, sin duda, una de las grandes protagonistas no solo por sus numerosos logros deportivos, sino también por su valiente decisión de priorizar su salud mental sobre el oro olímpico. La gimnasta estadounidense se retiró de la final por equipos y de la final individual, y solo compitió en la final de viga de equilibrio, donde ganó el bronce. Biles explicó que sufría los llamados "twisties", un bloqueo mental que le impedía controlar su cuerpo en el aire y que ponía en riesgo su integridad física.

Biles recibió el apoyo de sus compañeras, de otros deportistas y de personalidades de todo el mundo, que aplaudieron su coraje y su honestidad. Sin embargo, también hubo críticas y cuestionamientos a su actitud, que fue tachada de egoísta, cobarde o antipatriótica. Biles respondió a sus detractores con un claro y contundente mensaje en sus redes sociales: "La salud mental es lo primero, por encima de cualquier medalla que pudiera ganar”.

La gimnasta ha afirmado que recurre a la terapia y a la medicación para cuidar su bienestar mental, y que tiene varias técnicas para ayudarse a sí misma, como usar la aplicación "Cerebral" o escribir en un diario. En este sentido, Biles ha afirmado que quiere ser un ejemplo para otras personas que sufren situaciones similares, y que quiere demostrar que se puede superar el trauma y seguir adelante.

Una inspiración para millones de mujeres

Asimismo, Simone Biles no solo es una estrella del deporte, sino también un icono social y cultural. La gimnasta representa los valores de la diversidad, la igualdad y el empoderamiento femenino. Biles es una mujer negra que ha triunfado en un deporte tradicionalmente dominado por las blancas, y que ha roto los estereotipos sobre el cuerpo y la belleza.

Biles se ha convertido en un referente para millones de mujeres, especialmente para las jóvenes y las niñas, a las que anima a perseguir sus sueños y a creer en sí mismas. La gimnasta ha participado en varias campañas e iniciativas para promover la educación, la salud, el bienestar y los derechos de las mujeres en todo el mundo.

Biles también ha mostrado su compromiso con otras causas sociales, como el movimiento Black Lives Matter contra el racismo y la violencia policial, o la lucha contra el hambre y la pobreza. La deportista ha colaborado con diversas organizaciones humanitarias, como Unicef o Save the Children, para ayudar a las personas más vulnerables